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Cordelia de Castellane y las cuatro estaciones

Un cuento que transcurre a lo largo de un año; así es ‘Life in a French Country House’, de Cordelia de Castellane. Un exquisito libro repleto de los rincones, mesas y recetas con los que la directora creativa de Dior Maison y Baby Dior celebra la vida y la belleza en su casa de campo


Actualizado 17 de octubre de 2021 - 19:29 CEST

Decía Christian Dior que, después de las mujeres, las flores eran la más hermosa invención. Y Cordelia de Castellane no podría estar más de acuerdo. Jardinera apasionada además de admirada anfitriona, el estilo de vida que reflejan sus hermosas mesas y los cuidados rincones de su celebrada casa de campo son la mejor tarjeta de presentación de la directora creativa de Dior Maison y Baby Dior .

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© Mathieu Salvaing

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Arriba, panorámica de la propiedad, construida en tres partes entre los siglos XV y XVII. Se puede apreciar el jardín de estilo francés -más ordenado- de la parte delantera de la casa de Cordelia de Castellane, mientras que la parte trasera preserva un espíritu más bucólico e inglés. Sobre estas línas, té helado servido en vajilla de Dior Maison.

Quizá empujada por una amiga, quien siempre insistía en que sus bellos arreglos florales y el gusto que reflejaban sus mesas no podían caer en el olvido, un libro -Life in a French Country House- se ocupa ahora de reunir tanta cosa bella, presentado como a ella le gusta vivir su día a día: al ritmo de la estaciones del año. Dice Cordelia que “son las flores y los libros quienes dotan de alma una casa y, de algún modo, reflejan la tuya”.

“Son las flores y los libros quienes dotan de alma una casa y, de algún modo, reflejan también la tuya”
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Cordelia, recogiendo flores de su jardín, una de las actividades que más disfruta junto con cultivarlas.

Y predica con el ejemplo con este libro que se recorre como un jardín, perfumado, repleto de flores y recetas, con un hermoso prólogo firmado por una buena amiga, Natalia Vodianova, y el mejor marco posible, su casa a las afueras de la capital francesa. “Está en las inmediaciones de un pueblo que adoro, a solo una hora de París. Tuve un flechazo al encontrarla, y he vivido con ella mi particular historia de amor. Además, está cerca del lugar donde me gusta montar a caballo y donde mi padre solía jugar al golf”.

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En el sentido de las agujas del reloj, puesta en escena primaveral con dalias; mesa bajo el magnolio; tonos rosas y verdes, una de sus combinaciones favoritas, en este caso con vajilla de Milly-la-forêt, de Dior Maison; y mesa otoñal con vajilla vintage, también de Dior Maison, y decoración ‘natural’.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, sin embargo, su manera de entender el hogar y sus cálidas dotes como anfitriona no se cultivaron al amparo del sofisticado estilo de vida parisino. La colorida mezcla familiar, donde también abunda la sangre mediterránea, hizo que parte de su infancia transcurriera en las faldas de las verdes colinas suizas y un tanto fuera de lugar cuando regresaba a París. De aquella época en la que, en lugar de confesar que se llama Cordelia, prefería decir que su nombre era Caroline atesora, sin embargo, preciosos recuerdos “como el de las noches de tormenta, en mi casa de las montañas, cuando sentía que nada malo podía suceder allí dentro”; y también la certeza de que parte de su personalidad se nutrió de aquello. “Era hija única y tenía mi propio mundo interior, que aún sigue ahí”.

“He vivido con esta casa mi particular historia de amor. Además, está cerca del lugar donde mi padre solía jugar al golf”
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Cordelia, organizando sus bouquets y sus mesas a primera hora de la mañana en la cocina, su momento favorito para organizar el día porque todo está en calma.

También su carrera profesional, que creció y se desarrolló primero bajo el paraguas de Emanuel Ungaro y posteriormente como directora creativa de Baby Dior y Dior Maison, ha aportado su grano de arena a la manera en la que Cordelia entiende el mundo y la belleza. “Mis años junto a Emanuel Ungaro y Laura, su esposa, me hicieron la mujer que soy en la actualidad. Aprendí muchísimo, me reafirmé en mis gustos e inclinaciones; me otorgaron la confianza para no tener miedo a mezclar y hacer las cosas de otra manera. Y formar parte de Dior es el mayor honor que jamás hubiera podido imaginar. Trabajar con una casa con semejante herencia es un sueño, he aprendido a respetar el pasado para crear el futuro”.

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Arriba, una de las habitaciones de invitados, con estampado floral en tonos rosas. Abajo, a la izquierda, cuarto de baño con papeles en Toile de Jouy y mesa con la vajilla Luminarie de Dior Maison y cristalería de Bohemia. A la derecha, mesa dispuesta en el bosque para una comida de domingo en otoño.

Hoy, feliz madre de cuatro hijos, su manera de celebrar, reunir y recibir a su familia es uno de sus pilares fundamentales y ha hecho de ella un icono del savoir faire francés; un hecho que se refleja en este libro, aunque ella le reste importancia. “No me siento para nada admirada; la gente que viene a casa son amigos y gente a la que quiero y a la que quiero proporcionarle felicidad. Me encanta hacer cosas que pueda compartir, como una buena comida. Soy sencilla cocinando, ojalá tuviera un don. Pero me encanta encontrar nuevas recetas para probar. Y creo que la belleza es algo que eleva el espíritu, incluso en un día malo”.

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“Me encanta hacer cosas que pueda compartir. Y creo que la belleza es algo que eleva el espíritu, incluso en un día malo”.

Y vaya si lo eleva. Sobre todo cuando se reúne con esa familia suya en cuyos genes, cuenta, hay algo de arte y algo de excentricidad; y por cuya sangre discurren las raíces griegas mezcladas con las españolas. “Mis primos son como hermanos, y poder reunirnos es un regalo. A veces es todo un poco ruidoso entre los perros y los gritos en español, francés y griego, pero es lo que hay y lo que somos”, bromea. La herencia española, además, se hace notar. En la mesa y en el aire. “No solo adoro la tortilla, puedo estar escuchando y viendo bailar sevillanas durante horas. Ah, y Julio Iglesias nunca falta en mi casa”.

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Cordelia, en el patio. Arriba, uno de sus rincones favoritos, desde donde le gusta disfrutar de increíbles puestas de sol al terminar el día.

Manual de estilo de vida

Grandes mesas, bouquets increíbles, rincones llenos de encanto y un delicioso día a día que atraviesa las cuatro estaciones del año y en el que Cordelia de Castellane despliega joie de vivre y charme francés a partes iguales; así es el exquisito volumen Life in a French Country House, editado por Rizzoli New York.

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El otoño de Cordelia

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El guiño

“Con el otoño arrancan de nuevo los platos de cuchara; anímate a servir la sopa dentro de una calabaza”.

Velas

“Siempre; pero sobre todo en otoño, donde el calor de hogar y la calidez son tan necesarios”.

El bosque en casa

”Da un paseo por el campo y hazte con todo lo necesario para decorar tu mesa: no olvides las hojas en tonos anaranjados, uno de mis detalles predilectos”.

Chimenea

“Me gusta organizar los almuerzos y veladas en lugares distintos. En otoño, dispongo las mesas junto a la chimenea siempre que es posible”.