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clara lago© Rafa Gallar

Clara Lago: actriz, empresaria y vegana

Actriz, defensora de grandes causas y muy inquieta, la actriz Clara Lago no podía imaginarse que el flechazo con su amiga Lorena Izquierdo se iba a formalizar en un proyecto en toda regla. Las ‘maridas’, como les divierte apodarse, se estrenan con una empresa de comida vegana a domicilio con la que prometen llevarnos al huerto


Actualizado 9 de octubre de 2021 - 14:55 CEST

 Clara siempre ha sido muy de poner los medios en lugar de quedarse sentada esperando. Hace ya años, cuando las leches vegetales no se estilaban tanto, iba de rodaje en rodaje con su litrona de bebida de soja bajo el brazo, decidida a no renunciar a su café con leche. Y cuando, en un estreno sobre el que no se ponen de acuerdo -“¿Ocho apellidos catalanes? ¿Ahora o nunca?”-, Lorena Izquierdo y Clara Lago coincidieron a través de amigos comunes, la actriz no dudó en ‘acosarla telefónicamente’, como dice entre risas, porque lo suyo con la catalana fue un flechazo en toda regla. “Yo es que soy un poco así -cuenta Clara-; no en plan acosadora, pero soy de emplear tiempo en mis relaciones personales. Y cuando tengo un flechazo, de estos encuentros que dices: ‘¿Dónde has estado todo este tiempo?’, pues lo cuido. Fue un enamoramiento que ya dura seis años”.

Clara Lago© Rafa Gallar
Clara Lago© Rafa Gallar
A mesa puesta: Clara, en el bonito rincón reservado para almuerzos y cenas privados, con mobiliario, vajilla y menaje, de Hannun, y adornos florales, de Távola Floral Design.

Una relación a la que además le han puesto nombre, ‘las maridas’. “Marida, ¿te gusta este pantalón para la foto?”, “Mucho, amor”. La broma se forjó al tiempo de conocerse, cuenta Clara. “Nos fuimos las dos de fin de semana al Asia Gardens, y el señor de la entrada, que solo me veía a mí, debió de ponerse nervioso y acabó saludándonos con un ‘Bienvenidos, señor y señora Lago’. De ahí nació la coña de ‘las citas del señor y la señora Lago’ y de ahí las maridas”. ‘Maridas’ y veganas, habría que especificar. Y decididas a compartir esta filosofía con todo el que se anime.

“El veganismo abarca tantas causas al mismo tiempo, que me parece de las decisiones personales más efectivas que un ser humano puede tomar para aportar mucho con una sola decisión” Clara

De ahí el eslogan con el que han bautizado el negocio en el que se acaban de embarcar como socias, Be Clever Be Vegan, una empresa de menús a domicilio que inauguran con la intención de propagar las bondades del veganismo por todo el territorio nacional con una fórmula pensada para facilitar la vida: un menú semanal -cinco comidas 100 % plant based- a un precio cerrado, diseñado por su chef con el asesoramiento de la nutricionista Cristina Santiago y en envases -lo más sostenibles posibles- termosellados con atmósfera modificada, de forma que se garantice su conservación hasta 20 días. “Y riquísimos -apunta Clara-. A ver si ahora, por ser vegana, la comida no va a estar rica y comer va a dejar de ser un placer”. Y es que a las dos les gusta comer tanto como intercambiar tips: “Mira este queso vegano de trufa que distribuyen aquí”, propone Clara en algún momento. “¿Sabes que han sacado una chistorra vegana?”, comenta Lorena en otro.

Clara Lago© Rafa Gallar
Directo de la huerta: Clara y Lorena pasean por uno de los huertos cercanos a El Masnou, Del Pagès a Casa, donde disfrutaron de una divertida jornada.

Ambas llegaron al veganismo de forma paralela, pero no simultánea; Clara lo hizo hace cuatro años y medio, pero ya apuntaba maneras. “El tema del plástico en los rodajes me ponía muy nerviosa; ver todos esos botellines de agua de los que apenas se bebía un trago y se quedaban ahí… Ya había dejado la leche. Y empecé a buscar el origen de los alimentos; me hice comedora responsable. Si comía carne, quería saber de dónde provenía; buscaba huevos de ‘gallinas felices’; pescado de pesca de anzuelo y no de arrastre…”. Luego llegarían unos documentales que la marcaron.

Clara Lago© Rafa Gallar

La sobrepesca fue mi primera toma de conciencia, por un documental que me recomendó mi hermano, que ha sido profesor de submarinismo y fotógrafo subacuático mucho tiempo. Lo vi y me dio la vuelta a la cabeza. Luego vi Cowspiracy, que me dio la visión del impacto medioambiental. Fue como acceder a una conciencia global, a una especie de empatía extraña hacia el planeta como ente en sí mismo. Me pegué dos horas llorando sin parar después de verlo, me petó la cabeza, y coincidió además con el proceso de la fundación Ochotumbao. En ese momento ninguno de los tres patronos de la fundación, Dani Rovira, Daniel Solano y yo, éramos veganos, y ahora lo somos los tres. Encontré mi causa. El veganismo para mí es un movimiento que abarca tantas causas al mismo tiempo, que me parece de las decisiones personales más efectivas que un ser humano puede tomar para aportar mucho con una sola decisión. Evidentemente es un sacrificio, pero, cuando lo sientes internamente, no lo vives como tal”.

“Soy un bicho muy callejero y sociable; no tengo una vida nada rutinaria ni hogareña. En lugar de cocinar, prefiero que me manden mis cinco ‘tuppers’ a casa cada semana” Clara
Clara Lago© Rafa Gallar
Amigas y veganas: rodeadas de su propuesta de menú semanal - el ‘packaging’ es de cartón natural con un 90% menos de plástico - y entre las ollas industriales de Inoxibar, las socias posan en su flamante obrador.

Lorena llegaría dos años después. “Y porque yo le comí la cabeza”, bromea Clara entre risas. En el caso de la ex-Miss Barcelona fue un libro, Hacia un futuro vegano, el que vino a despertar un flirteo previo y casi olvidado con esta práctica. Acababa de fundar una empresa de decoración, pero no llegó a arrancar; el veganismo le hizo replantearse la necesidad de trabajar con materiales y procedimientos sostenibles y no quiso seguir. “El veganismo es una decisión que no es que te complique la vida, pero sí te la cambia”. En su lugar, se reafirmó en su decisión. “Ahora hasta mis hijos  cuando están en casa, porque soy madre separada, lo son; viven en los dos mundos, lo cual me parece fantástico. Muchas personas no son veganas porque no saben por dónde empezar, y me parece un regalo para ellos. Así tendrán toda la información para que luego decidan”.

“Soy de emplear tiempo en mis relaciones personales. Y cuando tengo un flechazo, de estos que dices: ‘¿Dónde has estado todo este tiempo?’, pues lo cuido. Fue un enamoramiento que ya dura seis años” Clara

Poco antes del confinamiento, ella y su pareja actual estrenaron una cuenta de Instagram, germen de Be Clever Be Vegan, donde compartían recetas veganas, y que luego pasó a convertirse en un pequeño negocio de delivery vegano. Y de aquello, esto. “Ahí es cuando entré yo -recuerda Clara-. No lo hubiera hecho si no hubieran sido ellos; no es que estuviera buscando sitios donde invertir. Pero vi lo que estaban haciendo y me gustó. Fue también una decisión muy emocional por la ilusión que me hacía montar esto con ellos, así que me dije: ‘Vamos con todo’. Queríamos repartir por toda España, así que la liamos parda. ¡Pero aquí estamos! A la gente no se la convence desde la presión y el juicio, queremos intentar enamorar a las personas de esta manera de vivir y estar en el mundo”. Lo bueno de que Clara esté dentro, además, es la visibilidad. “A veces sientes que si solo estás reivindicando que hagan esto o lo otro, o pidiendo que se impliquen, o que donen… la gente se cansa. Y esto ha sido una cosa de ofrecer, de facilitar el camino; de promover el gozo por la comida”.

Clara Lago© Rafa Gallar
Lorena bajo el panel floral creado por Távola Floral Design -rodeando el logo BCBV- y que se modificará de acuerdo a las estaciones del año. El espacio, presidido por el sofá de Atemporal Ethical Home Interiors, está firmado por el interiorista Lupe Rebollar.

 Be Clever Be Vegan es un coqueto local en un bajo de la localidad catalana de El Masnou; con zona de comedor para presentaciones y cenas privadas y una parte de tienda con productos solidarios y de cosmética vegana. Pero su línea de negocio principal es el envío semanal, y su piedra angular, el obrador de la parte superior. Eso sí, lo de cocinar no va demasiado con ellas. ¿Tan mal se les da? Risas. Lorena lo admite, Clara lo explica. “A ver, cuando me he puesto a cocinar en casa para amigos o familia, no se me da mal…, pero soy muy vaga. Y no suele darse el caso. Porque yo soy un bicho muy callejero y muy sociable y, o bien estoy rodando, o haciendo planes con gente. Esto de hacer la compra y tener mucho producto fresco en casa es complicado, porque no tengo una vida nada rutinaria ni hogareña”. 

“Mis hijos, cuando están en casa, también son veganos. Viven en los dos mundos, lo cual me parece fantástico. Así luego decidirán por ellos mismos” Lorena

“Mi mayor triunfada, antes de ser vegana, fue montar alrededor de 300 croquetas; hasta llamé a mi cuñado para que me ayudara con la besamel. Todas montadas con cuchara, como hacía mi abuela; ahí estuve yo, tracatrá. Pero mis amigos se encargaron de freírlas mientras yo me iba a la ducha. ¡Y explotaron todas!”. Lorena, a su lado, se ríe con ganas. “Pobre doña Rogelia, 18 horas haciendo croquetas para eso…”. Clara se encoge de hombros. “Mira, con esta gente maravillosa que tengo aquí, lo tengo claro; en lugar de cocinar, prefiero que me manden mis cinco tuppers a casa cada semana. Y, si celebro algo, ¡que sean dos docenas!”.

Clara Lago© Rafa Gallar
FotografíaRafa Gallar
EstilismoLeire Peña
Realización y textoLeticia Echávarri
Peluquería y maquillajeRosa Matilla para Dior Beauty, MÖN I.C.O.N Team y GHD Spain
Asistente de fotografíaGermán Arbos
Asistente de maquillajeFernando Rosal
LOOK 1CLAUDIE PIERLOT
LOOK 2CLARA, CON BLUSA DE MASSCOB; PANTALONES DE CLAUDIE PIERLOT. LORENA, CON VESTIDO DE LONGCHAMP
LOOK 3CLARA, DE AMLUL. LORENA, CON BLUSA DE SANDRO; JEANS DE PAROSH
LOOK 4LORENA, DE ZIMMERMAN. CLARA, DE ÓSCAR DE LA RENTA