Un mes más, el conocido interiorista de origen argentino nos revela una de las recetas que le han convertido en uno de los mejores anfitriones de nuestro país… En concreto de la isla que ha convertido en su segundo hogar: Ibiza. “La rotja es un pescado ‘muy de Ibiza’. Me parece muy especial porque solo lo hay en una determinada época del año… y es un pez muy feo, aunque con un color precioso, que depende de la profundidad a la que lo capturen; los que viven más abajo tienen tonalidades más suaves que los que se encuentran más cerca de las rocas”, explica.
“Me parece muy especial porque solo lo hay en una determinada época del año… y es un pez muy feo, aunque con un color precioso”
Su sabor, por supuesto, también es de lo más especial y valorado de punta a punta de nuestro país, si bien recibe distintos nombres según la región. En el norte, por ejemplo, es conocido como cabracho. “Es uno de mis pescados preferidos. Aunque echo de menos algunos de río de Argentina, que aquí no hay. Sobre todo el dorado, que es uno que se da al norte del río Paraná”. Pero los planes y los amigos que tiene en la isla compensan cualquier nostalgia. “Mi día toma forma cuando voy al mercado y me encuentro con una rotja espléndida. Es en ese momento cuando decido compartirla e invitar a amigos a casa esa noche. El mejor plan”.
“El color de este pescado depende de la profundidad a la que capturen el pez. Los que viven más abajo tienen tonalidades más suaves”
Rotja ibicenca al estilo Galliussi
Ingredientes
1 rotja (o cabracho, roja...) sin las tripas ni las escamas ● 2 cebollas rojas ● unas ramas de tomillo en flor ● aceite de oliva virgen extra ● sal marina
Elaboración
“Lo primero es, si no lo han hecho en la pescadería, limpiar el pescado retirando el interior y las escamas. Después corto unas cebollas rojas en trozos no muy pequeños para hacer una cama sobre la que irá el pescado al horno. Lo pongo encima y le echo un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y un poco de sal de buena calidad (marina, del Himalaya…). Lo decoro con unas ramitas de tomillo fresco del jardín, y lo meto al horno, precalentado a 200º, unos 20 minutos. A mí me gusta presentarlo en la mesa en la propia fuente de hornear, en bruto”.