Rafael López García de Alvear siempre ha sido un enamorado del campo . Procedente de una familia largamente ligada a la agricultura y la ganadería -a través de explotaciones en Andalucía, Soria y Extremadura-, probó suerte en el mundo empresarial en la ciudad, pero no tardó en darse cuenta de lo que echaba de menos amanecer en la dehesa y pasar el día a caballo entre las reses y los olivos. Entonces decidió hacer uso de lo aprendido y, continuando el legado familiar, creó el Yugo Asados, que organiza asados para grupos. Y para mostrarnos por qué todo el mundo habla de ellos, nos recibió junto a familiares y amigos en la finca que vio nacer su proyecto.
-Háblame de esta finca…
-La Casita del Valdío es la dehesa en la que he crecido. Es el lugar de reunión de la familia. Allí pasamos mis hermanos y yo gran parte de nuestra niñez junto a cuarenta primos. El campo enseña mucho, es el origen de todo. Son muchas las generaciones de mi familia que se han dedicado a la ganadería, tanto ovina como de cerdo ibérico, del cual conservamos una línea genética muy antigua. A todos se nos brinda la oportunidad de aprender a ser pastores, a manejar el ganado. Es algo muy sufrido, pero apasionante, te permite mantenerte vivo y no olvidar de dónde venimos y a qué.
“Cuando era pequeño, mi ABUELO me dio unas pinzas de parrilla y me dijo: ‘Ve dándole la vuelta a las piezas, cuando creas que están hechas las sacas’, y de ahí pasé a ser el asador”
-¿Cómo surgió la idea de organizar asados?
-Tenemos familia en Argentina, y eso sin duda me animó e influyó mucho. Concretamente mi primo, Diego Lanús, que vive en España desde hace años y es quien siempre me ha ‘bancado’, como ellos dicen, con este proyecto. Los argentinos son los reyes del asado, pero nuestro concepto está muy arraigado aquí. Cuando era pequeño, mi abuelo, Rafael García Hernández-Ros, me dio un día unas pinzas de parrilla y me dijo: “Ve dándole la vuelta a las piezas, y cuando creas que están hechas, las sacas”, y de ahí pasé a ser el ‘asador’.
-¿Por qué ‘El Yugo’?
-Hace referencia a un utensilio que llevaban los bueyes para arar las tierras, para cultivarlas. Se trata de una carga continua y pesada sobre los hombros que me recuerda la importancia y el valor de las cosas bien trabajadas y sufridas.
Verduras a la parrilla
Ingredientes:
● 8 zanahorias cortadas en bastones ● 10 puerros finos bien limpios y con los extremos cortados ● 1 brócoli cortado en florecitas sin el tallo principal ● sal ● aceite de oliva virgen extra
Elaboración
- Tras lavar a conciencia todas las verduras -y haber puesto en marcha las brasas con anterioridad-, pelamos y cortamos en bastones las zanahorias; cortamos los extremos de los puerros, asegurándonos de que no quede nada de tierra entre las hojas del extremo superior, y partimos un brócoli en pequeñas flores, con un cuchillo fino y mucha paciencia.
- Ponemos sal y un poco de aceite sobre las verduras y las masajeamos para que se reparta homogéneamente, y las colocamos ordenadamente en la parrilla.
- Según se vayan haciendo, ir sacándolas antes de que se quemen.
Champiñones macerados a la brasa
Ingredientes:
● 8 champiñones grandes limpios y sin tallo ● un buen chorro de vinagre de Módena ● 1 cda de pimentón de la Vera picante ● pimienta ● sal ● aceite de oliva virgen extra ● 2 huevos
Elaboración
- Limpiar bien los champiñones con un cepillo especial o un trapo húmedo (nunca bajo el grifo), retirar los troncos, y macerarlos durante 15 minutos en una mezcla a base de vinagre de Módena, pimentón de la Vera picante, pimienta, sal y aceite de oliva.
- Transcurrido ese tiempo, pasar por la plancha a fuego medio, hasta que el azúcar del vinagre se caramelice, y estarían listos para servir.
- Se pueden poner solos, con huevos a la plancha, o como guarnición de todo tipo de carnes.