Desde que se viese obligada a abandonar Irán en los años setenta, la familia Pahlavi ha sido una de las más misteriosas y herméticas del panorama internacional. De copar portadas en medios de todo el mundo, pasó a llevar una vida alejada del foco mediático que no hizo fomentar su leyenda. Hoy, poco o nada se sabe de ellos, en especial de los miembros más jóvenes, como Cyrus y Anna Pahlavi, con quienes nos reunimos en la casa familiar de Mallorca.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Representando mejor que nadie el espíritu de esta nueva generación de príncipes y princesas sin reino, la cosmopolita pareja vive a caballo entre París, Suiza, Seychelles y Mallorca y puede presumir de haberse ganado cierto reconocimiento en el mundo del arte como artistas -la última exposición de ella fue en el Museo de Arte Contemporáneo de Clichy- y como miembros de la organización de apoyo al arte emergente Let us In.
Cuando se conocieron, hace ahora 16 años, en París, Anna era una joven modelo ukraniana recién llegada a la ciudad, y Cyrus un príncipe bohemio que se abría paso en el circuito artístico. “A los cinco minutos de conocernos me invitó a irme con él al día siguiente a las Seychelles. ¡Le dije que no! ¡No le conocía de nada! Pero a su vuelta tuvimos nuestra primera cita”, recuerda ella. Y desde aquel día no volvieron a separarse. Al poco tiempo tuvieron a su hijo, Nikolai, y ella empezó Bellas Artes en la prestigiosa Parsons, contagiada por la pasión de su ya marido.
“A los cinco minutos de conocernos, Cyrus me invitó a irme con él al día siguiente a las Seychelles. ¡Le dije que no! ¡No le conocía de nada!” Anna
La historia de Cyrus -cuyo nombre rinde homenaje al fundador del imperio persa, Ciro el Grande- está llena de elementos dignos del mejor de los guiones de Hollywood. Es nieto de la recordada Ashraf Pahlavi , hermana gemela del Shah y conocida como La Pantera Negra, por su influencia en cuestiones de Estado (durante el reinado de su hermano, promovió la retirada del velo en las mujeres persas, por ejemplo). Cuando los ayatolás tomaron el poder en el país, él tenía ocho años y tuvo que ser enviado a una pequeña isla en las Seychelles, lejos de toda su familia, por motivos de seguridad. “Estuve allí seis años viviendo como Mowgli, de El Libro de la selva. Cuando después me enviaron a un internado en Suiza había olvidado llevar zapatos, aterricé descalzo”, cuenta él.
En la misma época que Cyrus llegaba a Europa, sus padres, el príncipe Shahram y la princesa Niloufar, construyeron la casa de verano en Mallorca que desde entonces ha servido de retiro a la familia. “La historia es muy curiosa. Un amigo de mis padres encontró este terreno y quedó fascinado. Está en la intersección entre ocho iglesias, así que la energía es muy especial. Como él no podía comprarlo, convenció a mis padres para que lo hiciesen ellos a cambio de que él se encargaría de construir la casa. Y así lo hizo. Adaptándose al terreno y sin tener en cuenta las normas clásicas de la arquitectura… Pero no la cambiaríamos por nada”, sigue él. “Y fíjate cómo son las cosas que mi primer trabajo como modelo, días antes de que nos conociésemos, tuvo lugar aquí mismo. En el monasterio que se encuentra sobre una colina cercana, desde la que se ve la finca”, añade ella. Difícil no creer en el destino con casualidades así.