Es su rincón en el mundo, su magdalena de Proust, el lugar por el que descubrió la Costa Brava de la mano de sus padres, cuando todavía era una niña. Aquí, Martina Klein es feliz. Y a este lugar viene cada verano con su familia, a este trocito de tierra llamado Cap sa Sal, en Begur, para cargar pilas y llenarse de energía. También ha vestido la villa de sus veranos con productos de Lo de Manuela, la marca de decoración de la que la modelo es socia desde hace cinco años.
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-¿Qué significa para Martina Klein la Costa Brava?
-El Mediterráneo ha estado muy presente en mi vida desde que nací, mis padres siempre han sido muy fans de Serrat y yo he crecido cantando sus canciones. Al llegar a España con 12 años descubrí la Costa Brava, venía los fines de semana con mis padres, y quedé absolutamente enamorada. Este lugar fue mi bienvenida a España, un regalo para toda la vida, porque cuando conoces el paraíso, ya no quieres otra cosa.
“Este lugar fue mi bienvenida a España, un regalo para toda la vida porque, cuando conoces el paraíso, ya no quieres otra cosa”
-¿Cuánto tiempo llevas veraneando aquí?
-Toda la vida. Ha habido años que solo he podido estar unos días, pero siempre mantengo el contacto con este lugar. La sensación de descarga de malas energías, de relax, de esos baños en agua fría y transparente es gloria bendita.
-¿Qué es lo que más te gusta de ella?
-Me gusta la sensación de Mediterráneo. Recuerdo cómo de pequeña me encantaba irme a nadar con mi familia a una boya, la sensación de agua helada y girar la cabeza y verme en una calita maravillosa. También me gusta que está todo muy cerca y las posibilidades que te ofrece son muy divertidas.
“Cuando nos levantamos nos vamos a la playa hasta bien entrada la mañana, comemos en un chiringuito, donde solemos estar hasta las seis, y luego disfrutamos del atardecer”
-¿Cómo es tu día a día?
-Muy relajado. Nos despertamos y nos vamos a la playa hasta muy entrada la mañana, nos damos unos baños y solemos comer en un chiringuito donde nos quedamos hasta las seis de la tarde, luego disfrutamos del atardecer y por la noche salimos a pasear por los pueblitos de la zona o a picar algo.
-¿Te consideras una buena anfitriona?
-Lo que más me gusta de recibir es montar la mesa. Mezclar cosas con gracia y crear una mesa que se parezca a ti, a tus viajes y a tus amigos. Mi estilo es relajado, sin etiqueta, pero sin perder la elegancia. Mi marca tiene un poco que ver con eso, el hecho de destensar el momento protocolario. Cosas bonitas que hayas heredado, que te hayas comprado en un viaje… Si lo sabes mezclar bien, te queda una mesa top.
“Elegí tonos cálidos para la casa porque es muy veraniega. Son los que mejor quedan con nuestra piel. Tejidos que se mojen y se arruguen y no pase nasa”
-Háblanos de esta casa.
-Esta casa es una historia de amor. De pequeña venía con mis padres a la Costa Brava y descubrimos Cap sa Sal y el rincón nos pareció alucinante. Entonces se estaba construyendo un hotelito muy mono, ya estaba el restaurante y justo al lado estaba esta villa del hotel. Nos enamoramos de este rincón donde tenemos piscina, bajamos a las rocas a nadar, tenemos las calas al lado, a los amigos cerca y unas vistas con las que me despierto y desayuno frente al mar. La villa es grande y siempre invitamos a gente para presentarles nuestro rincón en el mundo. La zona de desayuno es tan mágica y acogedora que se crean momentos muy bonitos. El porche es maravilloso y mi sitio favorito para relajarme y leer, con esas vistas al mar, y por la tarde empiezan a cantar las chicharras…
-Seguro que guardas muchos momentos especiales de la casa…
-¡Miles! Pero uno bastante reciente es que justo una semana antes del confinamiento organizamos una fiesta sorpresa por el cumple de mis padres con todos sus amigos y pasamos dos días inolvidables antes de encerrarnos en nuestras casas. ¡Fue maravilloso!
-La casa la has decorado con productos de Lo de Manuela. ¿En qué te inspiraste?
-Elegimos tonos cálidos porque la casa es muy veraniega y son los que mejor quedan con nuestra piel. Queríamos tejidos de calidades suaves, ya que en verano la gente tiene menos ropa y está más en contacto con las telas. Buscamos tejidos superagradables a la piel, que se arruguen bonito y que si se mojan no pase nada. Que convivan bien con ese entrar y salir que significa el verano.
“Lo que más me gusta a la hora de recibir es montar la mesa. Mezclar cosas con gracia y que el resultado se parezca a ti, a tus viajes, a tus amigos…”
-¿Por qué montaste una línea de decoración?
-Cuando yo estaba embarazada de Érika me reuní con mis dos actuales socias (una de ellas, Manuela) y me contaron sobre el proyecto que estaban pensando sobre una marca textil de lujo sostenible basada en los viajes de Manuela. Me gustó tanto el proyecto que quise formar parte de él dándole voz a esas aventuras. Desde entonces somos un trípode en el que Manuela viaja y nosotras convertimos sus inspiraciones en textil para los sentidos y experiencias para el alma.
“Llevo viniendo aquí prácticamente toda la vida. La sensación de descarga de malas energías, de relax, del agua fría y transparente es gloria bendita”
-Y por último, ¿echas de menos el mundo de la moda?
-Disfruto mucho cuando el mundo de la moda me invita a jugar otra vez. Lo que pasa es que yo he jugado mucho y he desfilado mucho. Me gusta este otro punto de vista en el que puedo jugar a entrar y salir sin estar siempre dentro.
Cómo conseguir una casa mediterránea
Usa tejidos naturales. Como el lino y el algodón. Ambos son suaves, frescos y te ayudarán a dar una sensación ligera y de verano en el ambiente.
Los tonos, mejor tierra. Olvídate de los colores fuertes como el verde o el azul. Usa tonos tierras y cálidos. Con ellos creas una atmósfera relajada y agradable y, además, ayudan a realzar tu tono de piel.
Plantas autóctonas. Decora con plantas autóctonas como el olivo, el pino o el almendro, que, además de alegrarte la vista, dejarán un agradable olor a campo en toda tu casa.
Guía de verano
Puro Mediterráneo
Colores ocres, materiales suaves y naturales y el afán por fundirse con una naturaleza donde el mar azul y los pinos son los reyes inspiran el verano de Martina.