Para Luis Galliussi preparar su ya famosa mermelada de albaricoque no es un acto cualquiera, sino una auténtica celebración de la vida y de su amor por los suyos. Empezó a hacerla unos años después de adquirir Can Kaki -su ya icónico refugio ibicenco, nombrado en honor a su queridísima perrita Kaki, hoy fallecida-, y se ha convertido en una costumbre de lo más especial para él.
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“El albaricoque o damasco, como le decimos en Argentina, es junto a los higos mi fruta predilecta, y estos proceden de los primeros árboles que planté en esta finca”, cuenta desde su personal paraíso. “Siempre recordaré con emoción cómo mi perrita Kaki, de la que me acuerdo cada día, se ponía a mi lado en la cocina mientras yo me inventaba la receta de la mermelada y para que se enterara de lo que estaba haciendo se lo iba contando”. Hoy, su ‘invento’ se ha convertido en uno de los momentos más esperados del año por sus amigos. “¡Es una tradición importante! Cada vez que la preparo regalo botecitos a mis amigos y eso es lo que más me gusta de hacerla, compartirla con la gente que quiero… Como todo lo que cocino”. Y es que, ¿para eso cocinamos, o no?
“El albaricoque o damasco, como le decimos en Argentina, es junto a los higos mi fruta predilecta, y estos proceden de los primeros árboles que planté en Can Kaki”
Mermelada de albaricoque al estilo Galliussi
Ingredientes: ● 1 kg (aprox.) de albaricoques pelados, descorazonados y cortados en mitades ● 2 kg de azúcar moreno (menos si la fruta está dulce) ● 1 clavo de olor
Elaboración
“Siempre cocino a ojo, así que la receta es aproximada… Lo primero que hago es coger los albaricoques. Luego los lavo, los parto al medio con la mano y les quito el hueso. Los pongo en un bol a macerar con un poco de azúcar de caña (la cantidad depende de cómo estén de dulces…) de un día a otro, para que suelten su propio líquido. Meto en una bolsita de gasa los huesos y lo pongo todo a cocer. Los huesos sirven para espesar. Añado un clavo de olor y dejo cocer hasta que veo que adquiere la textura que me gusta.