Una de las cosas que más le gustan a la modelo Marta Ortiz de su Oasis -así llama a su casa- son sus techos altos, puertas de espejo y molduras, también presentes en su vestidor. “Cuando vi la casa, supe que esta habitación, más que un vestidor, sería mi zona de creación. Aquí es donde he creado mi plataforma sostenible, Matiz, ¡y donde decido los looks que subo a redes!”.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Con orden
“Las chicas de Niumi -con quien nos hemos asociado en Matiz para ayudar a nuestras clientas a crear un armario más sostenible-, me ayudaron a organizar el mío. En mi caso, por utilidad y por colores”.
Buenos recuerdos
“Fue un regalo de mis padres por mi 25 cumpleaños. Mi abuelo acababa de fallecer y, recogiendo sus cosas, encontraron la poesía que escribió cuando nací. La enmarcaron y aquí la tengo, justo delante de la butaca de mi abuela. De alguna manera siguen cerquita el uno del otro”.
Cosas de familia
“En esta butaca, mi abuela le daba el pecho a mi padre. Ha sobrevivido a más de diez mudanzas, la hemos tapizado un par de veces y la salvamos de la carcoma; le tengo mucho cariño”.
Mi top
“Cuido todo; compro con cabeza y valoro la artesanía y la calidad. De mi vestidor escogería una camisa blanca… aunque tengo 21 y me las pongo todas; unos pendientes que me regaló mi chico por mi último cumple, y los tacones de Prada que me compré con los ahorros de mis primeros trabajos”.
A primera hora
“La habitación tiene muy buena energía. Al ser interior, adoro trabajar aquí por el silencio. Suele ser temprano por la mañana cuando entra la luz directa y mi perrita, Frida, viene a hacerme compañía tumbándose justo detrás para tomar el sol mientras trabajo”.
El arte de mezclar
“Hay una alfombra lisa, unos espejos que mi abuela compró en uno de sus viajes a Marruecos en los 80, un escritorio en forma de riñón, un par de pufs... dicho así ¡la mezcla es bastante rocambolesca!”.