El periplo vital de Mercedes López es de lo más curioso: nació en Paraguay, de adolescente se trasladó a Alaska, después a Suecia y, tras unos años trabajando para una productora, se casó con un danés y terminó viviendo en el campo en Mallorca . Desde ahí, cambió su vida por completo y hoy, casi fortuitamente, se dedica a inspirar a decenas de miles de seguidores que sueñan con seguir sus pasos y disfrutar de una vida más tranquila.
-¿Cómo acabaste viviendo aquí?
-Trabajando, hace ahora 20 años, me tocó editar un tráiler para la película Il Postino y tuve una revelación. Tanto mi marido (novio por aquel entonces) como yo estábamos cansados del estrés de la ciudad y necesitábamos un cambio. Así que, con una maleta cada uno, nos vinimos. Alquilamos una casita en las colinas de Sineu, y, aunque después nos instalamos en Palma, no dejamos de pensar en el campo. Queríamos volver a estar rodeados de almendros, olivos, algarrobos… y lo conseguimos al encontrar esta casa, en 2005, tras una larga búsqueda. Al verla se me puso la piel de gallina. ¡Me enamoré! Tiene unos 200 años y formaba parte de una de las construcciones cercanas, era donde tenían a los animales.
“En la reforma me guié por la intuición y por cómo yo percibía el alma de la casa. Es una finca en medio del campo, y quería mantener su esencia payesa”
-¿Cómo la reformaste?
-Me guié por intuición y por cómo yo percibía el alma de la casa. Es una finca en medio del campo, y quería mantener su esencia payesa. Los espacios tenían que estar en armonía con el entorno. Usé muebles vintage y rústicos para mantener la sencillez del campo, e intenté recrear en el interior esa paz que uno encuentra en la naturaleza jugando con la luz y los materiales naturales.
Todas las cosas que hay dentro tienen su historia, lo que no es vintage está hecho a medida por artesanos de aquí, como el sofá de lino antiguo (hecho por monjas mallorquinas) pintado a mano por Espanyolet. Optamos por el verde para integrarlo con el exterior. Las tumbonas son las típicas gandules mallorquinas con tela ikat, diseñadas por La Pecera. Las esculturas de cerámica de la pared son de Jaume Roig, el tapiz es de Adriana Meunié, la mesa del salón es de pino mallorquín, de árboles caídos de la propia finca de Con Alma, y hay piezas de Dora Alzamora, Grace Alzamora y Joan Pere Català. La comunidad de artesanos en la isla es increíble.
“¡No puedo presumir de cocinera! Pero me encanta poner linda la mesa y recibir a gente…”
-¿Qué es lo más especial de la casa para ti?
-La cocina y la terraza, porque es donde reunimos a la familia y amigos. La cocina en el invierno, con la chimenea encendida y repleta de velas, y la terraza en verano, disfrutando de largas sobremesas bajo la parra y las estrellas.
-¿Qué sueles preparar cuando tienes invitados?
-¡No puedo presumir de cocinera! Pero me encanta poner linda la mesa y recibir a gente. Normalmente preparo una tabla de quesos con un buen aceite de aquí, pan artesano y unas ensaladas. Tengo una que siempre me saca de apuros con mango, aguacate, tomate, gambas, cilantro y una salsa picante deliciosa. ¡No falla!