Entrar en el taller de Gabi Calderón Chillida es como entrar en un mundo mágico donde los árboles y las flores se han convertido por ‘obra de arte’ en maravillosas lámparas doradas, en coquetos fanales o en originales esculturas llenas de inspiración. Y esa inspiración es la de la joven Gabi, nieta de Eduardo Chillida, uno de los grandes escultores de la historia del arte de nuestro país. Algo que se nota ¡y no solo en su gran talento! Su educación, sensibilidad y gusto exquisito solo pueden venir de una persona que ha estado inmersa en el arte desde la cuna. “He tenido la suerte de crecer en una familia donde la estética era fundamental y eso, poco a poco, va calando”, comenta la artista a la que, desde pequeña, lo que más le gustaba era escuchar todas las historias de amor y de arte que le contaba su abuela.
Con muy pocos años, Gabi ya sabía que lo suyo era el arte. Se preparó para ello, y a día de hoy tiene la suerte de disfrutar con su trabajo en su maravilloso taller.
Un espacio lleno de luz donde los rollos de latón se mezclan con las varillas, y los pequeños objetos decorativos con los martillos, sopletes y todas las herramientas que esta joven artista utiliza cada día como una auténtica artesana. Su mente creativa diseña unos bocetos que luego ella misma transforma en maravillosas piezas . “Mi trabajo se basa en procesos que al final toman forma. Primero, cortar, martillear, soldar, limpiar… y, cuando tengo los componentes preparados, llega mi parte favorita, que es el montaje. La ‘representación’ donde, tras mucho trabajo aparentemente poco fructífero, finalmente surge la obra”, lo explica Gabi con sus propias palabras.
“Cuando tengo los componentes preparados llega mi parte favorita, que es el montaje. La ‘representación’ donde, tras mucho trabajo aparentemente poco fructífero, finalmente surge la obra”
Sus obras, inspiradas en la naturaleza , no pasan desapercibidas; y su estilo, tan único y personal, encaja en todo tipo de espacios. Piezas grandes, atrevidas pero con un gusto y un sello propios, dignas de una gran artista. “Aspiro a que cualquiera que vea una obra mía pueda distinguirla”, dice ella. En definitiva, un trabajo que nos demuestra que Gabi es una digna heredera del talento de su abuelo; un talento reconocido en todo el mundo, que lo llevó hasta lo más alto del mundo del arte.