Lo de Sofía Sánchez de Betak con África no es flor de un día. El exótico continente la atrae desde hace tiempo, y esta vez quiso hacerlo más especial, si cabe.
“Todos los lugares tienen algo, pero África siempre será África. Hay un romanticismo especial allí, una forma de vida muy pura que te desconecta del resto del mundo. Hace años que voy a Kenia y tengo amigos locales que siempre me ayudan a descubrir lugares. Estuvimos en octubre y lo pasamos tan bien que decidimos regresar para las fiestas. Con esta pandemia, además, hemos visto que los peligros están a la vuelta de la esquina; uno corre más riesgos y pone en peligro a más personas en la ciudad que en la naturaleza. Así que pasar las fiestas en un lugar aislado parecía mucho más seguro”, cuenta la empresaria y diseñadora, que este mes lanza además su primera colección cápsula en colaboración con Mango -de quien es destacada embajadora-, y cuyo estilo de vida cosmopolita, inquieto y abierto al mundo la ha convertido en referente internacional.
“Celebramos el cumpleaños de Sakura en Kenia: un pícnic en un río donde los pastores llevan a sus animales, con jirafas y elefantes a lo lejos. No pudo ser más increíble”
El hecho de que su hija, Sakura , aún no hubiera cumplido los tres años tampoco fue una limitación. Al contrario. “Creo que una de las cosas más importantes que debemos enseñarle a nuestra hija es la capacidad de adaptación. Exponerla a nuevas experiencias le va a servir para formarse como un ser independiente y curioso. El primer viaje exótico que hicimos fue a Perú y Costa Rica cuando ella tenía solo seis meses. Creo que estos retos solo la pueden fortalecer. Se adapta a nuevos horarios y climas, refuerza sus defensas, se acostumbra a salir de su zona de confort y aprende a comunicarse más allá del idioma o la cultura”.
Así que Sofía y Alexandre de Betak se liaron la manta a la cabeza mientras su dedo señalaba nuevamente Kenia en el mapa.
“Todos los lugares tienen algo, pero África siempre será África. Hay un romanticismo especial allí, una forma de vida muy pura que te desconecta del resto del mundo”
“Fue fácil organizarlo; pedí consejo a gente que conoce el lugar y alquilamos una casa grande y cómoda -Lolldaiga House-”. Pero en el viaje hubo tiempo para todo: safaris en familia, rutas a caballo, pícnics en la sabana, algún que otro baño con cebras, partidas de backgammon junto a la chimenea y hasta un cumpleaños, el de Sakura. “Cumple a finales de año y siempre lo hemos celebrado viajando: el primero fue en Patagonia; el segundo en Myanmar, donde es una tristeza ver lo que están viviendo ahora, y el tercero aquí. Organizamos un pícnic junto a un río donde los pastores llevan a sus vacas, ovejas y cabras a beber agua. Y a lo lejos veíamos jirafas, elefantes... no pudo ser más increíble”. Ni más inspirador.
“Sakura estaba feliz. Disfrutó de la naturaleza, quedó fascinada con los animales salvajes, dormía siestas en el auto cuando íbamos de safari, le encantó ir de campamento y de ruta a caballo”