La época de incertidumbre que nos ha tocado vivir no solo le ha pasado factura a nuestra salud física y mental, sino también a nuestro aspecto. Y la cosmética emocional puede ser una de las respuestas que buscamos. Alejandra de Rojas, Nieves Álvarez o Claudia Osborne ya conocen las bondades de una tendencia que, con la firma The Emotions Lab como pionera y abanderada en España, busca reconectar con el lenguaje de la piel. Se trata de entender, en palabras de su fundadora, Gisella Gil, “por qué la piel expresa aquello que callamos” y de ayudar, a través de formulaciones específicas, “a desbloquear lo que está estancado”. Como ahora.
La piel también está sufriendo su particular confinamiento y enviando sus correspondientes mensajes de ida y vuelta al cerebro. “Estamos transitando ‘zonas de incertidumbre’ a diario y eso genera mucho estrés -explica-. Emociones negativas que generan un círculo vicioso difícil de romper. Debemos encontrar un detonante que nos ayude a sentirnos bien y la cosmética emocional está siendo de gran ayuda. Una piel sana genera endorfinas que nos ayudan a sentirnos más seguros”. En parte por ello, la firma lanza una línea pensada para reconectar con la vida. “Si tu felicidad tiene un motivo externo, te hace dependiente. Pero la felicidad sigue estando dentro de nosotros. La línea Feeling Life! nos va a conectar con el buen rollo interior del que nos hemos desconectado y nos va a dejar la piel y el alma radiantes; es una invitación para volver a casa”. Y que tu piel, por fin, se sienta de vacaciones.
El mapa de las emociones según Gisella Gil
El aspecto de la piel tiene su origen en aquello que sentimos. “El cómo vivo una situación, resuelvo un conflicto o el nivel de autoestima van a determinar desde una arruga muy marcada en un lugar concreto hasta una rosácea. Se trata de una respuesta biológica adaptativa. La solución -propone- es conocer el lenguaje de la piel”.
El mapa de las emociones