El de slow living es un concepto que hace referencia a las nociones de desacelerar, de desconectar del ruido externo y de reconectar con el espacio interno. Y de eso Silvia López-Madrid , Claudia Güell y Andrea Ovando saben un rato. Quizá porque Silvia, proveniente de una notable saga de empresarios -su abuelo es Juan Miguel Villar Mir- y empresaria ella misma de formación, no pudo resistirse a su verdadera vocación como interiorista; porque Claudia Güell, a pesar del ascendente empresarial que también tiene su apellido, supo desde niña que lo suyo eran los textiles y los espacios; y porque Andrea, arquitecta, se enamoró de la dimensión más artesana de su profesión en un viaje a la India, las tres han decidido unir visiones y canalizar su forma de entender la vida a través de un proyecto muy especial, La Morada: una línea de mobiliario que busca ofrecer piezas únicas pensadas para durar y, quizá también, trascender.
-¿Qué es La Morada?
-La Morada hace referencia al espacio que se habita, en el sentido que hoy conocemos como slow living y que representa una forma de vida en la que se desacelera el ritmo. Nuestra profesión ya era crear espacios, así que pensamos, ‘¿por qué no lanzarnos a diseñar los muebles que rematarían esos espacios?’. Es una línea de mobiliario actual; piezas versátiles que se pueden customizar como el cliente quiera.
“Igual que sentarse a la sombra de un árbol en verano cambia tu estado de ánimo, nosotros realizamos piezas para crear espacios capaces de transmitir esas señales”
-La artesanía y la naturaleza juegan un papel destacado.
-¡Así es! Hemos tenido la oportunidad de conocer a artesanos increíbles y esto es el resultado de un trabajo conjunto. Además, las piezas están vinculadas a la naturaleza por su diseño y por la forma de hacer las cosas; evitamos la producción masiva y creemos en comprar conscientemente. También están vinculadas a la naturaleza de otra manera. Igual que sentarse a la sombra de un árbol en verano cambia tu estado de ánimo, nosotros realizamos piezas para crear espacios capaces de transmitir esas señales.
“Al acabar la carrera trabajé en banca, pero siempre había querido hacer algo relacionado con esto, un poco influida por mi madre, que desde pequeña me enseñó a valorar las antigüedades, el arte y la pintura” Silvia
-Sois también buscadoras de piezas únicas.
-Hay piezas maravillosas que, restauradas, se convierten en auténticas joyas. Y el paso del tiempo que reflejan es algo único. Damos con ellas de mil formas.... No es raro irnos a pasar el fin de semana algún lado y tener que volver con el coche hasta arriba.
“Las manos de nuestros artesanos aportan unas formas, texturas e irregularidades que convierten cada pieza en algo único. Evitamos la producción masiva”
-Silvia y Claudia, vosotras ya compartíais el Estudio Akebia desde 2016.
-Sí; es un estudio de interiorismo al que hemos dedicado nuestros días y noches, con muchas ganas e ilusión. Hemos hecho casas, algún restaurante, tiendas... No paramos de aprender y nos chifla lo que hacemos; algo que se nota a la hora de trabajar.
-¿Cómo os embarcáis junto a Andrea en este proyecto?
-Andrea trabajaba en su estudio de arquitectura, Estudio AO, en la planta baja de donde tenemos el nuestro. Ahí nos conocimos, y cuando le salió un proyecto grande, tuvo el gesto de incluirnos. A partir de ahí hemos colaborado a menudo y congeniado fenomenal, así que La Morada nació casi de forma natural.
“Tengo un gran recuerdo de mi experiencia en el estudio de Pascua Ortega. De su gran sensibilidad y pasión aprendí a apreciar la belleza en las cosas” Claudia
-Silvia, tú vienes de familia de empresarios, igual que tu formación; ¿por qué te dio por el interiorismo?
-Fue poco a poco. Al acabar la carrera trabajé en banca y consultoría de marca, pero siempre había querido hacer algo relacionado con el interiorismo, yo creo que un poco influida por mi madre, que desde pequeña me enseñó a valorar las antigüedades, el arte y la pintura. Al volver de Londres empecé a formarme en esto. Y lo que aprendí en Londres me ayudó mucho a la hora de montar nuestro propio estudio.
-¿En casa les pilló por sorpresa?
-Al principio sí; no tenía nada que ver con la carrera que había estudiado ni con mis anteriores trabajos. Pero sabían que me gustaba desde pequeña, y me apoyaron.
-Tu cuñada es Mercedes Valdenebro, de Las 2 Mercedes; ¿os gusta aconsejaros?
-¡Claro! Aunque más bien le pido consejo yo a ella. Lleva muchos años en el sector y la admiro muchísimo.
-Claudia y Andrea, vosotras estudiasteis Diseño de Interiores y Arquitectura respectivamente; ¿teníais la vocación clara?
-ANDREA: Yo quería estudiar Arquitectura desde pequeña. Luego tuve la oportunidad de hacer prácticas en varios países, entre ellos, India, donde la artesanía suponía una parte fundamental de la arquitectura. Desde entonces tenía la espinita de trabajar con la parte más artesanal de mi profesión.
-CLAUDIA: Yo lo tuve presente desde pequeña, ya que mi madre tiene una tienda de telas, papeles y suelos (Palmira Decoración) y me di cuenta de que me encantaba. Tuve suerte; el mismo verano de acabar la carrera entré en el estudio de Pascua Ortega, donde estuve 3 años.
“Hice prácticas en la India, donde la artesanía era una parte fundamental de la arquitectura. Y tenía la espinita de trabajar con la parte más artesanal de mi profesión” Andrea
-¿Qué aprendiste con él?
-¡Muchísimo! De su gran sensibilidad y pasión por lo que hace aprendí a apreciar la belleza en las cosas. Tengo un gran recuerdo de mi experiencia en su estudio, y le tengo mucho cariño a Pascua.
-¿Hasta dónde queréis llegar con La Morada?
-Nos gustaría entrar en un ciclo de diseño constante y, en un futuro, no solo vender mobiliario, también objetos de decoración.
-¿Qué os gusta hacer para desconectar?
-Siempre intentamos tomarnos algo después de un largo día de trabajo; hay días en los que, aunque estemos juntas, no nos da tiempo a preguntarnos nada, ¡y es fundamental! A las tres nos encanta estar al aire libre, la naturaleza. Y siempre que podemos nos escapamos a dar largos paseos.
Sus claves
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