En los veinte años que lleva abierto su estudio en Ginebra (Suiza), Federica Palacios se ha convertido en la interiorista de referencia en cuanto a estilo alpino . Y no es de extrañar, pues no solo ha diseñado un sinfín de preciosos chalets en la exclusiva localidad de montaña de Gstaad, sino que también ha sido la encargada de la reformulación del mítico Hotel Park Gstaad y del diseño de los restaurantes Avenue Montagne, Chubut y Charlie’s Gstaad. Su apartamento de fin de semana en el mismo pueblo -el que ahora nos enseña en estas páginas- es, además, el perfecto ejemplo de cómo decorar una casa de estas características sin caer en ningún tópico.
“Para mí era importante que fuese una casa cómoda y que invitase al descanso y al disfrute de los tuyos. Por ello, el salón es acogedor, para descansar tras una jornada de esquí, y la cocina es mucho más que eso, es un lugar de reunión apetecible, con libros, recuerdos…”, explica. Para ello, Federica apostó por materiales naturales y tejidos neutros a lo largo y ancho de toda la casa, y por detalles eclécticos, llenos de personalidad, para llenar de calidez el espacio. En cada esquina, además, pueden verse mantas de alpaca baby de su último proyecto, Studio Erhart, una firma -fundada junto a su hermana Mercedes y su sobrina Camila- que produce objetos de decoración -en España y de forma artesanal- inspirados en el estilo que la ha hecho famosa.
Un estilo en 5 claves
1. Sencillez
“Las casas de montaña son casas cómodas que sirven a un doble propósito: practicar deportes de invierno y descansar. Por eso, me gusta que el espacio transmita tranquilidad. Me suelo decantar por una base en tonos neutros que avivo con estampados y objetos de decoración con más personalidad”.
2. Detalles
“ Los almohadones y las mantas dan un toque personal y avivan cualquier base neutral. Con unos pocos se puede conseguir mucho, tanto en términos de color como de personalidad. Además, ayudan a renovar y a aportar identidad a cualquier cama o sofá desgastado”.
3. Materiales
“Mis preferidos son el lino, la madera -reciclada, si puede ser-, el metal y el cuero. Prefiero huir de materiales sofisticados, como las sedas o los estampados muy complicados. En la elección de telas, personalmente, siempre recomendaría algún toque étnico, como el ikat, los suzani, o telas africanas como el bogolán o el batik”.
“Para mí era importante que fuese una casa cómoda y que invitase al descanso y al disfrute de todos los tuyos”
4. Texturas
“Me encanta mezclar materiales en sus distintas formas. Por ejemplo, linos más gruesos y rústicos para el salón con otros más finos para el dormitorio; o, por ejemplo, madera rústica con detalles pulidos…”.
5. Iluminación
“En este tipo de casas, ubicadas en lugares donde no hay mucha luz natural, sobre todo en invierno, es fundamental prestar atención a las lámparas de mesa en materiales naturales, como el hierro o el asta, con pantallas en linos rústicos en colores neutros”.