Si habitualmente ya puede resultarnos complicado mantener una actitud positiva, este año no nos lo ha puesto nada fácil. Sin embargo, existen una serie de herramientas que pueden resultarte de gran utilidad para combatir el estrés, la ansiedad y sentirte un poquito mejor contigo misma, e incluso aprender a desarrollar un pensamiento y una actitud más optimista ante la vida, con todos sus problemas y baches incluídos. Pero, antes que nada, es importante que entiendas que esto no implica estar feliz a todas horas sin importar los impedimentos o esas rachas más duras, ya que puedes conseguir el resultado opuesto.
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La clave consiste en saber identificar tus sentimientos, encontrar su origen y tratar de combatir los momentos de bajón emocional centrándote en las cosas buenas que te ha dado la vida y en esos pequeños detalles que te hacen sonreír. De esta forma, te será mucho más sencillo marcarte nuevos objetivos, asimilar nueva información, alcanzar tus metas y construir mejores relaciones sociales. Pero, como todo ejercicio, requiere entrenamiento, y aquí mismo te damos las claves para empezar a trabajar en tu optimismo desde hoy.
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Identifica y acepta tus sentimientos
Como te explicábamos, no debes forzarte a estar bien en todo momento porque eso puede generar el efecto contrario. Si te obligas a estar contenta y feliz ante cualquier situación, no dándote ni una tregua para enfadarte o entristecerte, terminarás por no saber cómo te sientes realmente en cada momento. Además de la enorme pérdida de energía que supone. Sin embargo, es bueno que identifiques y admitas cuando no te sientes bien, cuando tu día ha sido demasiado duro y lo único que te apetece es encerrarte en casa y no ver a nadie. Todas necesitamos días malos para poder valorar los buenos.
Imagina y piensa en positivo
Céntrate en las cosas buenas que tienes y te han pasado, y anótalas en un papel para ser plenamente consciente de ellas. Eso que te hace estar orgullosa, aquello por lo que das gracias, un momento o recuerdo feliz... cualquier detalle es válido si te saca una sonrisa. Un buen ejercicio en este sentido es el siguiente: siéntate en un rincón cómodo y agradable e imagina cómo te gustaría que fuera tu vida en un futuro, la mejor versión que se te ocurra en cada una de las áreas de tu vida. Escribe cómo te lo has imaginado, quién aparece en tus planes y cómo te has sentido, e incluso la ropa que llevabas puesta. Cualquier detalle cuenta. Además de fomentar sentimientos positivos, es un buen ejercicio para desconectar y desintoxicar la mente.
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Rutinas para mejorar tu actitud ante los problemas
Además de los dos pasos anteriores, existen una serie de rutinas que pueden serte de gran ayuda en esos días en los que el mundo parece haberse puesto de acuerdo para molestarte, y nada parece tener solución. Dar un paseo, escuchar tu canción favorita a todo volumen mientras bailas sin control o te dejas los pulmones cantando o darte un baño de agua caliente rodeada de velas. Practicar alguna modalidad de yoga, meditar o realizar ejercicios de respiración también puede venirte muy bien. Poco a poco, notarás los resultados.