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Hay amistades, ideas y proyectos que surgen de una forma tan natural que parecen estar destinados a nacer. Es el caso de Elena Furiase, Ana Capel y su firma de vestidos de invitada, Anelle Studio. "Una marca hecha por mujeres, para mujeres e inspirada en mujeres", como explica la nieta de Lola Flores, que en su primer año de vida ya cosecha tres colecciones diferentes. Sobre este y otros aspectos hablamos con la actriz y la estilista en la finca de Fuenterroble, propiedad de una amiga, a la que acuden cuando necesitan escapar y recargar las pilas. Una entrevista que podrás leer al completo en nuestro número de ¡HOLA! living agosto.
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Elena y Ana se conocieron en unos premios Forqué celebrados en Sevilla y su química fue instantánea. Desde ese momento, la estilista se convirtió en la encargada de crear sus looks de alfombra roja y la idea de crear moda juntas fue una consecuencia que nació de la forma más natural. "Ana es la moda en sí; sabe de tendencias, tiene buen gusto y es un poco ‘la comandanta", nos cuenta Elena. "Yo creo y diseño con ella. Y también tenemos a Nur Andreu, la tercera de a bordo. Se encarga del marketing, la contabilidad, el estudio demercado... Es nuestro ‘cerebro’". La actriz, además, es también la encargada de poner el rostro mediático a la marca y, en palabras de Ana, “aporta la imagen perfecta de Anelle”.
© Inma MariscalSegún sus propias creadoras aseguran, la firma ha sido creada para mujeres fuertes e independientes “que no siguen a rajatabla las tendencias ni se disfrazan, sino que buscan su propio estilo”, explica Elena. “Los diseños Lola y Ana, por ejemplo, se crearon por la abuela de Elena y mi madre; ambas mujeres fuertes, de raza y muy modernas para su época”, apunta la estilista. Un proyecto que han conseguido llevar hacia delante "sacando tiempo de debajo de las piedras”, asegura la actriz, que se ha estrenado en la maternidad hace no demasiado y ya tiene dos películas pendientes de lanzamiento. Pero, a pesar de sus apretadas agendas, siempre encuentran un hueco para reunirse, desconectar y, cómo no, crear.
