En 1987, Giorgio Armani avistó, por primera vez, la isla de la Antigua. Un solo vistazo desde el barco en que viajaba fue suficiente para que el diseñador quedara prendado de la magia de esta isla caribeña. "Creo que quedé fascinado por los colores del mar que la rodeaban, y por el perfil de aquella costa paradisíaca", nos explica él mismo entre las páginas del nuevo ¡HOLA! living, donde nos abre las puertas de la casa que compraría 19 años después. Diseñada por Gianni Gamont en la década de los 90, el modisto decidió "renovar el complejo por completo para que este se integrara con el entorno circundante" y crear de este modo "un lugar capaz de transmitir calidez y tranquilidad".
Una sensación que ha encontrado en algunos de los rincones más mágicos de la isla, de los cuales ya tiene sus favoritos. Y, aunque viajar (y más al extranjero), se nos presenta como una fantasía por el momento idílica, soñar es el mejor método para curar la mente y el alma. Es por ello que hoy compartimos contigo las 3 direcciones favoritas del diseñador, a modo de una micro guía de viaje que esperamos puedas utilizar más pronto que tarde.
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Playas ocultas
Uno de los elementos de la isla que enamoraron al diseñador fue, precisamente, el mar. "Lo adoro. El mar es mi segundo elemento, el lugar donde me siento en armonía", nos explica. Es por ello que las playas son un imprescindible en su diario de viaje. Eso sí, si tiene que elegir, Giorgio Armani se decanta por inspeccionar playas ocultas: “Me encanta coger un bote pequeño y lanzarme a explorar las fabulosas playas que hay alrededor de la isla”.
Valley Church Beach
Ubicado en el Suroeste de la isla, es considerado uno de los lugares más bonitos de todo el Caribe. Una playa de arena blanca y agua celeste transparente, es la definición misma de paraíso. “Lo que más disfruto cuando estoy ahí es tomarme una Virgin Piña Colada”, asegura el modisto.
Shirley Heights
Este antiguo puesto de observación militar ha sido reinventado y transformado en un lugar de reunión, que cuenta con un mirador desde el que disfrutar de unas impresionantes vistas sobre la isla, con un cóctel en la mano y la música de una de sus bandas locales. “Siempre que puedo, me acerco a escuchar música en vivo”.