Fue uno de los empresarios más conocidos de nuestro país. El que fuera presidente de la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE entre 1985 y 2002 y vicepresidente primero del Real Madrid, Fernando Fernández Tapias ha fallecido a los 84 años de edad, según ha avanzado Carlos Herrera en cadena COPE y han confirmado fuentes de la familia.
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El pasado año, Tapias celebró el 20 aniversario de su boda con Nuria González. Un enlace que hizo las delicias de los cronistas de la alta sociedad. El 14 de octubre de 2002, la pareja se daba el ‘sí, quiero’ en una íntima ceremonia después de cuatro años de relación. Se trataba del tercer enlace para el popular empresario naviero, quien había estado Tapias había estado casado con anterioridad con Victoria Riva de Luna (Chiqui), con la que tuvo cuatro hijos, y con Juana García-Courel Mendoza, con la que tuvo dos. Sin embargo, la boda con la exmodelo, que entonces era estilista y comentarista de moda, suscitó un gran interés en la prensa. Sin duda, el año 2022 estuvo marcado por el matrimonio de grandes personajes, como Ana Aznar y Alejandro Agag, Marta Sánchez y Jesús Cabanas, María José Campanario y Jesulín, Nieves Álvarez y Marco Severini o los hoy reyes Máxima y Guillermo de Holanda.
Por el contrario a los anteriores, la de Nuria y Fernando fue una boda discreta, íntima y prácticamente secreta. Tan solo con sus familiares y amigos más cercanos como únicos testigos. De hecho, dos décadas después de aquel ‘sí, quiero’, el vestido de la esposa del empresario, entonces presidente de la Cámara de Comercio de Madrid y vicepresidente del club de fútbol Real Madrid, sigue siendo un gran misterio. Gracias a ¡HOLA!, que ofreció un completo reportaje sobre los ilustres invitados pero ninguna imagen de los novios, sabemos que la novia llevó un elegante vestido blanco largo en seda y encaje, diseñado por Valentino y confeccionado en Roma. María Teresa Campos, gran amiga de la pareja y una de las asistentes más fotografiadas, describió la pieza como “muy sencilla y romántica”. Según contó esta misma revista entonces, no llevaba velo lo que, sin duda, daba mayor protagonismo al semirecogido realizado por la peluquería Cheska y al aderezo de dos prendedores de oro blanco y diamantes que reproducían el árbol milenario asiático Ginkgo biloba, un detalle como símbolo de vida, esperanza y renovación. El ramo era “muy sencillo”, de rosas blancas y rosas.
El lugar elegido por la pareja fue una finca privada ubicada en Jerez de la Frontera (Cádiz). Se trataba de ‘La Peñuela’, propiedad del ganadero y rejoneador Fermín Bohórquez y su esposa, Mercedes Domecq. Los novios llegaron en un carruaje de caballos poco después de las siete de la tarde del 14 de octubre de 2002. Pedro Pacheco, entonces alcalde de la ciudad, fue el encargado de oficiar una ceremonia sencilla ante trescientos invitados en la carpa instalada para la ocasión y que había sido decorada por la florista Matilde Romero de Solís, también responsable del adorno floral en la boda de Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera.
Nuria tuvo como testigos a su madre -Celinda Sánchez, quien fuera diputada del PP-, a sus cuatro hermanos y a varias amigas como Terelu Campos, Elena Cué, Cari Lapique y Marisa de Borbón. Por su parte, el novio, vestido de chaqué, estuvo arropado por Alfonso Cortina, ex presidente de Repsol fallecido hace dos años, como testigo, entre otros. Tras la ceremonia civil, el histórico y ya desaparecido restaurante Jockey de Madrid sirvió el cóctel que terminó con un concierto del grupo Siempre así, una intervención de Los del Río y una orquesta en directo. Al día siguiente, hubo una capea.
Isabel Preysler, una bella filipina “muy andaluza”
La boda contó con la asistencia de algunos de los hombres y mujeres más influyentes del momento y se convirtió en una pasarela de la mejor moda. Isabel Preysler, del brazo de Miguel Boyer, deslumbró con un vestido de inspiración andaluza: un diseño largo con volantes al bies confeccionado en tela de fondo oscuro y estampado de vistosas flores. El traje, de finos tirantes y cuello en pico, iba complementado con un echarpe rojo. Nieves Álvarez, recién casada en Bali con el fotógrafo Marco Severini ese mismo año, lució un dos piezas de Alta Costura de Ungaro en malva. Cari Lapique y Marisa de Borbón también optaron por ese tono. La primera llevaba un vestido en satén sin mangas con cintura drapeada y pronunciado escote en V. La segunda, por un traje sin mangas y de escote redondo, confeccionado en gasa y pedrería.
Por su parte, Eugenia Martínez de Irujo se decantó por un original conjunto de inspiración étnica en negro y dorado. Lo que más llamaba la atención fue su tocado, que recordaba a las kipas hebreas. Y también su buena relación con su ya ex marido, Francisco Rivera, del que se separó ese mismo año y con quien demostró que tenía buena relación al bailar unas sevillanas. Otros de los invitados fueron el rejoneador Rafael Peralta y su mujer, la siempre elegante Mamer Revuelta.
Veinte años después del enlace, Fernando y Nuria tienen una familia formada por sus dos hijos, Iván y Alma . El primero, de 18 años, se encuentra en su etapa universitaria. En su caso, como estudiante en el prestigioso Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) de la capital. Alma tiene 16 años y es una joven que huye del foco mediático. Hace unos meses, trascendió que los hijos del primer matrimonio de Fernando Fernández Tapias, unidos a Sandra y Juan Carlos (Tito), de su segundo matrimonio , llevaron al empresario a los tribunales para incapacitarlo. Sin embargo, esta delicada situación familiar no ha alterado la alegría de la pareja por celebrar veinte años de amor.