“Veinte años no es nada”, decía Carlos Gardel en su famoso tango Volver, pero en el caso de Valeria Mazza y Alejandro Gravier, no son veinte, sino veinticinco los que celebran de casados y para ellos ha sido como un suspiro, lleno de recuerdos, momentos inolvidables, como el nacimiento de sus cuatro hijos -Balthazar, de 24 años; Tiziano, de 21; Benicio, de dieciocho; y Taína, que acaba de cumplir 15- y siempre de la mano, como salieron de las dos ceremonias en las que se dieron el ‘sí, quiero’.
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La top model y el empresario unieron sus vidas en dos ceremonias, de las que ¡HOLA! ofreció las imágenes en exclusiva. La boda civil tuvo lugar el 30 de abril en las instalaciones del Buenos Aires Golf Club, en el distrito de Bella Vista, a unos treinta kilómetros de la capital argentina. Los novios hicieron una espectacular llegada en helicóptero y para la ocasión, Valeria llevó un traje de gasa de color rosa con tirantes metalizados, que Donatella Versace diseñó especialmente para la ocasión. “Me he casado para toda la vida”, decía emocionada la modelo. “Casarse es no pensar en vos, sino pensar…. en dos”, añadía.
La boda religiosa se celebró unos días más tarde, el 9 de mayo en la Basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires. Ella confió en Giorgio Armani para su look nupcial, un traje de dos visos superpuestos y el cuerpo con cristales bordados. Como complemento llevó una tiara de la que salía un velo de tul de diez metros.
Una vez convertidos en marido y mujer, salieron de la iglesia y se fueron en un carruaje, de más de 100 años de antigüedad, tirado por cuatro caballos al hipódromo de Palermo, donde montaron una carpa de 2.000 metros cuadrados donde tuvo lugar la celebración, a la que asistieron 1.500 invitados.
Nada más llegar abrieron la fiesta con un vals interpretado por la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y después comenzó el cóctel y la cena, en la que se sirvieron 6.000 ostras, 200 piezas de salmón, 50 kilos de caviar, 15 jamones y quince patas de ternera, entre otros platos. La fiesta duró desde las once de la noche hasta las ocho de la mañana del día siguiente y bailaron tango y música del momento. “Soy muy, muy feliz”, confesó Valeria a ¡HOLA! al final de su largo y divertido gran día.