Isabel y Mario eran amigos desde hace más de dos décadas, pero aquella amistad que comenzó cuando ella viajó como enviada especial de ¡HOLA! a Saint Louis, Misuri, para entrevistar al escritor, se convirtió en algo más en 2015.
En una visita organizada por Porcelanosa al palacio de Buckingham, donde fueron recibidos por el entonces Príncipe Carlos de Inglaterra -ahora rey Carlos III-, se reencontraron y sucedió “lo inesperado”. Mario estaba separado de su mujer, Patricia Llosa, con la que acababa de celebrar sus bodas de oro. Isabel era viuda: en septiembre del año anterior había fallecido su marido, Miguel Boyer, después de casi treinta años de matrimonio. Sus caminos se cruzaron en Londres, y el destino hizo el resto.
Nada hacía sospechar que entre ellos se había producido un flechazo. No hasta que en ¡HOLA! publicábamos, en exclusiva, unas fotografías del almuerzo que ambos habían compartido en Madrid, a su regreso de Londres. Las imágenes hicieron saltar todas las alarmas y suscitaron el interés de medios de comunicación de todo el mundo.
Una semana después llegaba la prueba gráfica que permitía confirmar su relación. Una romántica cena para dos, de nuevo, en la capital.
Ni Isabel ni Mario se escondían: era la primera vez que aparecían juntos en público, y el Premio Nobel tan sólo ofrecía unas escuetas declaraciones a pie de calle que no podían ser más contundentes. “Lo único que confirmo es que estoy separado. Sigo simplemente que estoy separado y no tengo más declaraciones que hacer sobre mi vida privada”, aseguraba.
Mario daba por zanjada, así, la polémica sobre la separación de su mujer, con la que mantenía una relación muy cordial. Y es que el principio de su historia no fue, precisamente, sencillo. Sobre todo, para los hijos de él, que se quedaron sorprendidos con la noticia: “No esperaban que surgiera algo como esto a las alturas de mi vida”, nos confesaría más tarde el Nobel.
Ahora, ocho años más tarde, es Isabel quien nos confirma su separación. El fin de la pareja más extraordinaria que pudimos esperar e imaginar.