Este viernes se cumple una década del trágico fallecimiento de Íñigo de Arteaga del Alcázar, hijo de una de las familias aristocráticas más importantes de nuestro país, con más de cinco siglos de historia y un patrimonio inmenso, repleto de propiedades en toda España. El difunto Marqués de Távara, Conde de Saldaña y Conde de Corres sufrió un accidente con la avioneta que pilotaba, a los 43 años, en la tarde del 14 de octubre del 2012.
El aristócrata, hijo de Íñigo Arteaga y Martín, era el XIX Duque del Infantado y Marqués de Santillana, y Almudena del Alcázar -hija del VII conde de los Acevedos-, perdió la vida mientras regresaba a Madrid desde el Castillo de Monclova, -una de sus residencias familiares- en el término de Fuentes de Andalucía (Sevilla). El marqués viajaba acompañado con otras dos personas: su íntimo amigo y socio, Gonzalo Lapique Alonso, de 45 años, y María África de la Calle del Cubillo, de 21 años. Aunque era un piloto experimentado, su avioneta se estrelló cuando regresaba a la capital desde el Castillo de la Monclova, en Fuentes de Andalucía, con destino al aeródromo de Casarrubios del Monte, en Toledo.
Tal y como informó la Delegación del Gobierno de Castilla-La Mancha en una nota de prensa, el aparato se precipitó contra el suelo por causas desconocidas, que posteriormente se adjudicaron al mal tiempo. A las 18:30 sufrió dicho accidente en la localidad toledana de San Pablo de los Montes y las tres personas que viajaban en la avioneta fallecieron en el acto. Las labores de rescate fueron complicadas porque la zona en la que cayó la avioneta estaba situada a unos 1.200 metros de altura en mitad de una ladera.
Familia aristocrática
Su inesperada pérdida fue un duro golpe para una de las familias nobles principales de España, junto con los Alba, Medinaceli, Medina Sidonia y Osuna. Tenía 43 años y era el segundo de cinco hermanos -entre ellos la escritora de novela histórica Almudena de Arteaga-, y primer hijo varón de Íñigo de Arteaga, XIX duque del Infantado (título que acabó heredando su hermana Almudena de Arteaga, marquesa de Cea y actual duquesa del Infantado ). Además, ostentó el título de Marqués de Távara y también contaba entre sus títulos los de los condados de Saldaña y de Corres.
Consciente de su responsabilidad como destinatario a heredar el título nobiliario más importante de su familia, el ducado del Infantado, se graduó en Ciencias Económicas y Empresariales en ICADE, y posteriormente hizo su doctorado en el Colegio de España en Bolonia, que finalizó “cum laude” y trabajó más de once años en Londres.
Tras su regreso a España, Íñigo de Arteaga se dedicó a la gestión del patrimonio familiar, entre las que se encontraban propiedades como el palacio del Infantado en Guadalajara, el palacio de Lazcano en Guipúzcoa, el castillo de Manzanares o el castillo de Calahorra en Granada. Íñigo también colaboró con varias causas benéficas y formaba parte de la Reserva del Ejército como alférez de Infantería de Marina, ya que admiraba la vida militar y se embarcaba todos los años unas semanas.
El Ducado del Infantado
Es uno de los títulos nobiliarios más antiguos de España. El ducado del Infantado fue creado por los Reyes Católicos en 1475 para la casa de Mendoza. Iñigo de Arteaga y Martín, XIX duque del Infantado y padre de Iñigo, falleció en 2018, seis años después que su hijo varón, y entonces el título pasó a su hija Almudena de Arteaga.
El funeral se celebró cinco días después del accidente, en la iglesia de Los Jesuitas de Madrid, y al que asistió el entonces príncipe de Asturias, Don Felipe, Rafael de Medina y su esposa, Laura Vecino, Esperanza Aguirre o la diseñadora Carolina Herrera. Esta inesperada tragedia afectó tanto a sus padres como a sus hermanas, que llegaron a la iglesia del brazo de su padre, visiblemente conmovido.