,type=downsize)
Fue, junto a su hermano mayor -ahora Rey Carlos III-, la única que llegó a tiempo al castillo de Balmoral para estar al lado de su madre en sus últimos momentos. La Princesa Ana se encontraba -al igual que el monarca- en Escocia el pasado jueves, cuando saltaron todas las alarmas sobre el estado de salud de Isabel II, que falleció, ‘en paz’, en la que era una de sus residencias estivales favoritas.
© HELLO!La única hija de la Reina Isabel y su marido, el Duque de Edimburgo, siempre fue el ‘ojito derecho’ de su padre -es la que más se parece a él en carácter-, pero también ha estado muy unida a Su Majestad, a la que ha apoyado en múltiples ocasiones. Desde que comenzó a asumir sus primeros compromisos públicos como miembro de la Familia Real a los 18 años, la Princesa ha demostrado ser una auténtica ‘joya’ al servicio de la Corona y de su madre, asistiendo, en su nombre, a diferentes actos tanto en el Reino Unido como en el extranjero. Bien es cierto que, estos últimos años, ha vuelto a retomar protagonismo y brillar con luz propia -después de la salida de Harry y Meghan de la Casa Real británica y la retirada de la vida pública de su hermano el Príncipe Andrés, a raíz del caso Epstein-.
En 1988, la Princesa se sinceró, como nunca antes lo había hecho, en HELLO! (la edición británica de nuestra revista), y nos recibió en el Palacio de Buckingham para hablar, en exclusiva, sobre su papel y la labor que desempeña en la Familia Real. Lo recordamos.
© GettyImages
© GettyImagesLa infancia, su principal preocupación
La Princesa apoya diferentes causas solidarias. Sin embargo, una de las más importantes ha sido, sin duda, su trabajo como presidenta de Save the Children , cargo que ocupa desde hace medio siglo -empezó en 1970-. “Este país (Reino Unido) presenta un contexto muy peculiar en cuanto a trabajo social. Es único en el mundo: aquí la gente está constantemente creando nuevas organizaciones para intentar solucionar problemas locales y esto, a menudo, lo que hace es duplicar los esfuerzos que hace otra organización”.
“Debería existir siempre una variedad de organizaciones para que la gente pueda elegir con cuál quiere colaborara. Hay tanta gente que ha atravesado crisis en su vida que les llevan a una fundación en particular... La seguridad social del Estado también es muy necesaria, pero hay algunos huecos y zonas en las que las organizaciones pueden jugar un papel muy importante”.
© HELLO!La Princesa también mostraba su preocupación por las madres solteras que, en muchas ocasiones, se encuentran con grandes dificultades a la hora de criar a sus hijos, y, también, pequeños con dificultades de adaptación en el colegio - “Se ha descubierto que un número considerable de esos niños han sufrido algún tipo de abuso”-. Asimismo, ponía el foco en los pequeños que viven en países del tercer mundo. “Conozco constantemente familias con situaciones dramáticas, pero no creo que pueda hablar un incidente en particular. En un orfanato que visité en Uganda, había unos niños que, aterrorizados por la irrupción de unos terroristas en el edificio, se echaron a correr y lograron escapar a través de un agujero que había en la valla del orfanato y pasar al otro lado. La organización los encontró eventualmente y los trajo de vuelta en una furgoneta que cubrieron con una lona para que los soldados no se diesen cuenta”.
“Me impresiona la gente que trabaja para Save The Children y su compromiso. Siempre ha sido un placer conocer gente que trabaja y que trabaja de forma desinteresada en lugares que, parece, no tienen futuro. Gracias a su esfuerzo y a su ejemplo, han mejorado la salud de muchas personas y su calidad de vida”.
© HELLO!‘Ya no hay buenas maneras’
Cuando nuestra revista le preguntó qué cambios le gustaría ver en el mundo que dejaría para sus hijos, la Princesa contestó, una vez más, clara y directa: “Algunas cosas mejoran y otras empeoran. Las comodidades de los niños han mejorado y hay un montón de cosas para ellos, pero todavía podemos decir que existe una falta de interés y entendimiento de los problemas que tiene la gente y, quizá, una falta de responsabilidad hacia el resto. En general, falta concienciar sobre la importancia de llevarse bien con los que te rodean”.
© Hello!“Faltan las buenas maneras de antes. Los padres tienen un montón que responder sobre esto. No prestan demasiada atención a enseñar buenas maneras o consideración hacia el resto”, añadía, y ponía el énfasis en que la educación podía mejorar: “hay algunas necesidades básicas como leer, escribir y contar, y creo que lo triste es que se le ha restado importancia estos últimos veinte años”.
‘Decís que somos lejanos, y, quizá, tengáis razón’
¿Piensa Su Alteza Real que la gente la ve como un tanto lejana? “Durante el año estoy constantemente viajando (...) Rara vez estoy en casa incluso por un día, y conozco gente de todos los niveles de la sociedad. También suelo visitar organizaciones de voluntariados. Decís que somos lejanos y, quizá, tengáis razón. Queremos mantener nuestra vida privada lo más separada de la pública porque pasamos mucho tiempo en el foco mediático. Desde nuestro punto de vista, la cobertura mediática que se nos ha dado en el pasado ha sido, básicamente, puro cotilleo. Sólo se han preocupado en cubrir eventos sociales. La prensa debe pensar que soy muy rara, pero no me preocupa especialmente. Puedo entenderlo. De alguna manera, si puedo atraer la atención del público a la fundación en sí, el resto no tiene immportancia”.
“El hecho de que hayas venido a hablar conmigo aquí es un bonus y la fundación va a poder beneficiarse un montón de esta publicidad”.
© HELLO!Una valiente amazona
La Princesa Ana fue la primera miembro de la Familia Real en participar en unos Juegos Olímpicos. Fue en 1976, en Montreal, y formó parte del equipo ecuestre británico -su primer marido, Mark Phillips, también-. Es más, en la actualidad es presidenta de la Asociación Olímpica Británica y miembro del Comité Olímpico Internacional. Su hija, Zara, siguió sus pasos, ganando una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.
La Princesa supo ver en su gran pasión una forma de ayudar a personas con discapadidad. “Los médicos, al principio, no estaban muy entusiasmados, pensando que los riesgos sobrepasarían los beneficios. Pero es muy positivo para la moral de las personas con discapacidad, sobre todo, para los que se encuentran en una silla de ruedas. Un poni puede darles un campo diferente de visión”.
© GettyImages
© GettyImages‘Soy optimista sobre ciertas cosas’
“Soy optimista sobre ciertas cosas, pero no una optimista por naturaleza. Tengo predisposición a ser pesimista, aunque veo las mejoras allá donde voy. La raza humana ha demostrado ser capaz de desarrollarse en los lugares más sorprendentes”.
Finalizaba con un mensaje para nuestros lectores: “Siempre hay una forma de ayudarnos los unos a los otros, incluso si se trata de la persona que vive al lado. Todo el mundo que consigue el éxito en la vida debería recordarlo y ser generoso con aquellos que no son tan afortunados”.
© GettyImages
