La boda de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger no fue para ¡HOLA! una exclusiva cualquiera, fue una exclusiva mundial. Tras veinte años juntos, el cantante y la exmodelo holandesa, quienes se conocieron en un aeropuerto de Yakarta una mañana de diciembre de 1990, decidían formalizar su relación el 24 de agosto de 2020, dándose el ‘sí,quiero’ en una íntima ceremonia celebrada en la parroquia de la Virgen del Carmen, de Marbella, y rodeados de sus cinco hijos que tanto se les parecen, Miguel, Rodrigo, Cristina, Victoria y Guillermo.”Nuestros hijos, al haber crecido lo suficiente, han entendido perfectamente el significado de este momento y se han emocionado muchísimo” declaraba en aquel momento el artista a ¡HOLA!.
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El enlace fue oficiado por el padre Luis de Lezama, asistido por los padres Juan Mari Laboa y Roberto Rojo, y sus dos testigos fueron el matrimonio que está con la familia desde hace treinta años administrando sus propiedades.Para la ocasión, la novia llevó dos trajes, ambos blancos, en algodón y encaje, firmados por Oscar de la Renta, gran amigo de Julio Iglesias y socio suyo en el Grupo Punta Cana, hasta su fallecimiento el 20 de octubre de 2014.
Tras la ceremonia, el matrimonio y sus hijos regresaron a ‘Cuatro Lunas’, la finca de más de cuatrocientas hectáreas con vistas al Mediterráneo que su padre posee en la localidad malagueña de Ojén, a solo diez minutos de Puerto Banús, donde celebraron una Misa de acción de gracias en la capilla de su jardín. “Nos casamos aquí porque tanto yo como mi mujer adoramos España y estamos muy felices en nuestra casa, en Marbella. Mi mujer, por mis raíces españolas, se siente tan española como holandesa, y nuestros hijos se sienten también muy españoles” señalaba Julio.
Beso, tarta y lanzamiento del ramo
Y es que aunque para muchos esta fue una boda tardía, para los protagonistas llegó en el momento indicado. “Que se hayan cumplido veinte años desde que nos conocimos no ha sido el motivo de casarnos ahora. El motivo principal es que era el momento justo” indicaba el artista.”Se cumplen veinte años de emociones, de admiración pro funda por ella; veinte años de muchas cosas bonitas, veinte años que volvería a repetir ahora” añadía el cantante, quien vivió uno de los días mas felices de su vida.
Tras la celebración de la Misa de acción de gracias se vivieron momentos muy divertidos en la finca. Uno de ellos fue cuando Miranda, ya en el jardín y cumpliendo con la tradición de toda novia, lanzó, de espaldas y muy sonriente, su ramo de novia al personal femenino de la casa mientras todas ellas esperaban divertidas con los brazos abiertos para recogerlo. Pero si esta escena acaparó todas las miradas, el apasionado besos de los novios, o mejor dicho de los recién casados, no fue menos y hasta llegó a emocionar a una de sus hijas gemelas. En la celebración tampoco faltó la tarta, para nada tradicional, salvo en la presencia de las figuras de los novios que la coronaban.
“Esa va a ser mi mujer”
Cuenta la leyenda que el de Julio y Miranda fue un amor a primera vista. Que, en cuanto Julio divisó la belleza dulce de Miranda en una escala afortunada, al bajarse de un avión, en uno de sus viajes alrededor del mundo, le dijo a quien lo acompañaba: “Esa va a ser mi mujer”.
Desde entonces, poco a poco, a fuego lento, se ha ido cocinando esta historia de la que este año se cumplen 32 años desde que sus miradas se cruzaron por primera vez y 12 años desde que se convirtieron en marido y mujer.