Transgresor, original, excéntrico y divertido, Aldo Comas forma junto a Macarena Gómez una de las parejas más divertidas y multifacéticas del panorama social. Los dos son amantes de las sensaciones fuertes, extremas; del subidón de adrenalina, del vértigo y la velocidad. Y una de las facetas que más fascinan al marido de la protagonista de Treinta Monedas es lanzarse a volar, una actividad que practica día sí, día también, a 13.000 pies de altura y casi 300 kilómetros por hora en caída libre.
En el último número de ¡HOLA! el empresario y artista contemporáneo aparece practicando vuelo acrobático en parapente, durante unas jornadas deportivas que se celebraron hace unos días en Soller, Mallorca, y en las que estuvo acompañado por la actriz.
Productor, realizador, profesor, cantante, pintor… Aldo contagió a Macarena su pasión por el paracaidismo nada más conocerla. En la memoria de todos está la imagen que protagonizaron tras su boda en 2013: nada más convertirse en marido y mujer, se lanzaron en paracaídas en las cercanías del restaurante donde celebraron la posterior recepción. Desde entonces se convirtieron en una pareja de altos vuelos.
Dos años más tarde, en 2015, Aldo asumió el reto de lanzarse en caída libre, la descarga más brutal de adrenalina y la sensación más espectacular de libertad, con nuestro ¡HOLA! en la mano (nadie había llevado nuestra revista, literalmente, más alto), protagonizando unas excepcionales imágenes que aquí rescatamos.
Y quizás porque un hombre que vuela puede hacer realidad todo lo que se propone, Aldo se ha lanzado a hacer realidad todos sus sueños . En aquel reportaje, el empresario nos sorprendía desvelándonos que su última aventura (después vinieron muchas más) estaba relacionada con el mundo de la canción y con la publicación de Revolution (Subterfuge Records), su cuarto disco y el segundo con su grupo, San León.
“Empecé en 2005. Tocaba en la Universidad y saqué mi primer disco, con el que me hice el circuito de todos los festivales de España. Hago lo que podríamos llamar una electrónica orgánica, porque hay una parte de electrónica con sintetizadores digitales y otra parte puramente orgánica que grabamos en el sur, en Cádiz, con artilugios antiguos, y que sale del alma”, contaba en nuestras páginas.
Como un hombre del Renacimiento, Aldo nos hablaba de otra de sus profesiones, la de instructor de vuelo, algo que él mismo calificaba como “una pasión”. “Compito para la selección monegasca de freestyle con el equipo Babilon”, añadía, para explicar a continuación que tiene un gran amor a Mónaco, y que “una parte de mi trabajo está basado en proyectos de vuelo con el Principado, de paracaidismo y aviación”.
Cabe recordar que Aldo es amigo de los hijos de Carolina de Mónaco (una amistad que fraguó durante sus años de estudiante en el internado suizo Boeil Soleil) y fue uno de los pocos españoles que asistió como invitado a la boda real de Andrea Casiraghi con Tatiana Santo Domingo en Gstaad.