Mafalda de Bulgaria da hoy el ‘sí, quiero’ a Marc Abousleiman en Palma de Mallorca, el mismo lugar que sirvió de escenario a la boda de sus padres, el príncipe Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal, hace más de treinta años. Pero el enlace de la artista también coincide con otra fecha especial: este 2022 sus abuelos, el rey Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo, celebran sesenta años de matrimonio.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Su unión no fue, sin embargo, un acontecimiento social al uso, como cabría esperar de cualquier enlace real, más tratándose del último rey de los búlgaros. La noticia apenas salió en los periódicos españoles. Algunos, incluso, sólo publicaron una fotografía de la novia. Recordamos cómo lo contó ¡HOLA! en sus páginas.
Un Rey con ‘destino singular’
Simeón de Bulgaria accedió al trono búlgaro cuando apenas tenía seis años , después de que su padre, el zar Boris III, muriese en extrañas circunstancias -tras mantener una tensa entrevista con Hitler-.
En 1945, se formaba en Bulgaria un nuevo gobierno comunista, y, al año siguiente, el pequeño Simeón, su madre, la reina Juana, y su hermana se vieron obligados a dejar atrás su patria. Comenzó así, su exilio, que primero les llevó a Alejandría, donde fueron recibidos por su abuelo, Víctor Manuel III de Italia.
Finalmente, en los años 50, Simeón de Bulgaria llegaba a España, donde el destino quiso que su camino se cruzase con el de Margarita Gómez-Acebo en Madrid.
La bella joven, prima de Luis Gómez-Acebo, marido de la infanta Pilar , era hija de Manuel Gómez-Acebo y Modet, cuarto marqués de Cortina, y Mercedes Cejuela y Fernández, una de las grandes damas de la alta burguesía madrileña. Sin embargo, la suya no había sido tampoco una infancia fácil. Margarita se quedó huérfana a comienzos de la Guerra Civil y creció entre las casas de familiares y amigos de su familia.
Conoció al rey “de una corona en el exilio” en el Liceo Francés de Madrid, donde ambos estudiaron, y en 1961 anunciaron su compromiso.
Tal y como recogía nuestra revista, su noviazgo estuvo rodeado de rumores, “el rey se vio sorprendido al leer en los periódicos una información sensacional: la reina Juana había roto su compromiso con Margarita”.
“El rey Simeón se ha apresurado a desmentir esta falsedad. Y como prueba de que sus relaciones con Margarita siguen su curso normal, ha accedido a posar junto a ella, para que los fotógrafos puedan obtener estas imágenes que son fiel registro de unos días felices y enamorados, cuyo encanto no pueden borrar nubecillas pasajeras e insignificantes como la cread por una información errónea”.
La pareja daba un paso al frente para despejar cualquier duda sobre su relación, y unos meses antes de unir sus vidas para siempre, protagonizaron la portada de nuestra revista.
El triple ‘sí, quiero’
Al igual que los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo se dieron el ‘sí, quiero’ en tres ocasiones. ¿El motivo? Margarita no quiso renunciar a la religión católica, mientras que el joven rey profesaba la fe ortodoxa.
Primero llegó la ceremonia católica en el arzobispado de Madrid, después, la civil en Lausana y, por último, la ortodoxa en Vevey, Suiza, bajo la mirada de la reina Juana. En esta última, la flamante novia completó su look nupcial con una fabulosa tiara del joyero de la familia real búlgara: la tiara flor de lis.
Se trataba de una pieza con historia, realizada por la joyería Kochert de Viena para la Princesa María Luisa de Borbón-Parma, primera esposa de Fernando I de Bulgaria y madre del zar Boris III (padre de Simeón de Bulgaria). La princesa era hija del duque Roberto I de Parma, de la Casa de Borbón-Parma, de ahí que la tiara fuese adornada con flores de lis (emblema de los Borbones), y adornada con rubíes y esmeraldas, con los colores de la bandera de Bulgaria.
La aristócrata española pasaba, así, a formar parte de la familia real búlgara, convirtiéndose, además, en su pilar fundamental.
Apoyo incondicional
Con su triple boda, Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo pusieron el broche de oro a su bonita historia. El 2 de diciembre de 1962 dieron la bienvenida a su primer hijo, Kardam, el recordado príncipe de Tirnovo. En 1964 llegaría Kyril; un año después, Kubrat; en 1967, Konstantin, y en 1972, Kalina.
Margarita siempre comprendió la causa de su marido, al que conoció como rey sin trono. Le apoyó en sus constantes viajes por el mundo, al encuentro de comunidades de búlgaros en el exilio; y cuando volvió a su país, después de 50 años, estuvo a su lado.
Simeón de Bulgaria nunca se olvidó de su patria ni de su pueblo -“Si uno no sabe de dónde viene, poco porvenir tiene”, como él mismo ha asegurado en una ocasión-.
Tanto es así que, en 2001, hizo historia al fundar el Partido Alianza Nacional Siméon II para presentarse a unas elecciones democráticas en su país. Fue el primer moncarca que consiguió llegar a Primer Ministro tras obtener la mayoría en el Parlamento, ostentando el cargo desde 2001 a 2005.
Sesenta años después de su ‘sí, quiero’ el último rey de los búlgaros y su esposa celebran su aniversario con otra gran boda, la de su nieta, la cantante Mafalda.