Hay sentimientos que tienen que estar por encima de una serie de prejuicios o normas establecidas tradicionalmente, pero que deben superarse cuando esos sentimientos son nobles, auténticos y profundos”. La infanta Cristina nunca tuvo dudas. No era necesario que su príncipe fuese de sangre azul. Se casaría por amor, y en 1997 presentó a España al hombre que había conquistado su corazón: Iñaki Urdangarin .
La segunda hija de los Reyes de España se había enamorado de un apuesto jugador de balonmano al que conoció en las Olimpiadas de Atlanta de 1996. Él formaba parte de la selección española de balonmano que se alzó con dos medallas de bronce durante la competición; y ella había acudido, junto a su familia, a animar a los deportistas que defendían nuestros colores en aquella importante cita.
Su pasión por el deporte los unió, y el 3 de mayo de 1997, los dos jóvenes protagonizaban una idílica pedida de mano. Sin soltarse de la mano, sonrientes y felices, posaban en la escalinata de Zarzuela con sus respectivas familias, y hablaban de una boda a la que todavía no habían puesto fecha, pero sí escenario. Sería en Barcelona, la ciudad donde residía doña Cristina y que, tiempo después, fue testigo de sus años más felices.
‘La segunda’ en pasar por el altar
El anuncio de compromiso de la infanta Cristina llegó dos años y medio después de la boda de su hermana, la infanta Elena, y Jaime de Marichalar.
“Es la segunda”, comentó el rey Juan Carlos días antes de la petición de mano de su hija. “Ya sólo me queda uno”, añadió, poniendo en el punto de mira a don Felipe. El príncipe de Asturias, como contaba la crónica de ¡HOLA!, se tomó con mucho humor el asunto, e hizo caso omiso a la pregunta de una periodista interesada en saber si se animaba a pasar por fin por el altar. “¿Quién yo? No oigo nada. Estoy un poco sordo”, afirmó el heredero al trono de España.
“El anuncio del compromiso matrimonial de la infanta Elena se produjo, al igual que el de la infanta Cristina, un miércoles. Y al igual que ahora, la petición de mano tuvo lugar el sábado siguiente (en concreto, el 26 de noviembre de 1994). Fuera de esas coincidencias, todo fue distinto”.
Si doña Elena escogió una falda para su anuncio, doña Cristina se decantó por un traje de chaqueta color beige con pantalón ancho, que combinó con una camiseta verde pastel y un pañuelo estampado a juego.
Y, aunque ambas celebraron su pedida en la Zarzuela, tampoco escogieron el rincón exacto. “Los duques de Lugo se presentaron saliendo de la puerta principal del palacio, mientras que doña Cristina e Iñaki Urdangarin llegaron paseando por los jardines y la comparecencia tuvo lugar en la escalinata que da al salón de las audiencias de palacio.” Allí fueron fotografiados por primera vez, tras haber conseguido, durante ocho meses, mantener su relación en la más estricta intimidad.
‘Me parece muy bien porque a ella le parece muy bien’
Tras el posado, llegó el momento de atender a los medios de comunicación allí reunidos. Al ser preguntada por los regalos que había recibido, doña Cristina mostró el anillo que le había regalado su prometido: una alianza de brillantes, ‘como es clásico’. Iñaki, por su parte, enseñó un reloj que, además, llevaba en la mano derecha, al igual que el Rey y el entonces príncipe Felipe.
Aunque los novios no desvelaron la fecha exacta del enlace, sí que avanzaron que el lugar sería Barcelona. El porqué de esa elección lo explicó la propia Infanta: “es mi lugar de residencia. Hace cinco años que me fui a vivir allí y también puede ser que allí fuese donde nos conocimos de verdad”.
“Habría muchas cosas que destacar” de Iñaki, confesó doña Cristina. “Quizá la importancia de su persona… Su amplia calidad humana es una e las cosas que más me ha llamado la atención”.
El flamante jugador de balonmano también contaba con el beneplácito de don Juan Carlos: “Me parece muy bien porque a ella le parece muy bien”. Fue doña Sofía, sin embargo, quien se adelantó al monarca para decir, con buen humor, que “delante de él (Iñaki) no podemos decir” lo que le parecía el novio de su hija; y acto seguido confirmó que “Estamos encantados” con su elección.
La emoción de la condesa de Barcelona
Después de la infanta Elena y el príncipe Felpe, aparecieron los padres de Iñaki, Juan María Urdangarin y Claire Liebaert, seguidos de sus hijos: Ana, Cristina y su marido, Sean P. Blood, Clara, casad con Joseba Etxebeste, Laura y su marido, Alfredo Aja, Miguel y Lucía, “la benjamina”, que por aquel entonces aún vivía con sus padres.
“Juan María Urdangarin supo, en un determinado momento, seguir con las bromas dentro del distendido ambiente y comentó que ahora sólo le queda una hija por casar. Después se dirigió a Iñaki, y refiriéndose a los dos equipos del País Vasco, comentó, bromeando: ‘Ahora no puedes decir que eres del Athletic, sí de la Real Sociedad, ¿no?’, al encontrarse rodeados por la Familia Real”.
Instantes más tarde se sumaba a la foto familiar la condesa de Barcelona, visiblemente emocionada . Y, como final de la sesión, “los duques de Soria y sus hijos, Alfonso y María, así como los hijos de la infanta Pilar (que no pudo asistir), Simoneta Gómez-Acebo y José Miguel Fernández Sastrón, Juan Bruno, Fernando y Beltrán Gómez-Acebo. Por otra parte, estuvieron también presentes la princesa Irene de Grecia y la princesa Alexia, hija de los Reyes Constantino y Ana María”.
“Momentos antes de finalizar la sesión fotográfica, doña Sofía se desplazó hasta donde estaba don Juan Carlos y, cogiéndole del brazo, comentó a los periodistas que el próximo catorce de mayo celebrarían su 35 aniversario de boda”.
‘Está muy enamorado, muy feliz y contento’
Una vez se hizo oficial la relación de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, Claire Liebaert rompió su silencio y habló, por primera vez, de su hijo y su prometida, a la que se refirió como “una chica estupenda, discreta y muy agradable”.
Claire, que se ha convertido en el gran pilar de su hijo en los momentos más difíciles, comentaba a nuestra revista que estaba “mucho más tranquilo y, sobre todo, está muy enamorado, está muy feliz y contento, y nosotros también”.
La matriarca de los Urdangarin también tenía un deseo para Iñaki y la Infanta: “Que todo les salga muy bien, ese es el deseo de toda madre… Y como están tan enamorados , que sigan así toda la vida”.