El día que ¡HOLA! coronó a Camilla Parker-Bowles como reina... hace 25 años

Aunque Isabel II acaba de nombrar a la duquesa de Cornualles futura reina consorte, en el verano de 1997 nuestra revista ya le otorgó un título

17 de febrero de 2022 - 13:34 CET17 feb 2022 - 13:34 CET

El 6 de febrero de este año pasará a la historia no solo como el Jubileo de Platino (70 años en el trono) de Isabel II, también como la fecha en que la monarca expresó su deseo de que la duquesa de Cornualles tuviera el título de reina consorte. Pocas horas antes de que el reloj diera comienzo a un día tan especial, la soberana compartió un emotivo mensaje en el que renovaba la promesa de entrega y servicio que hizo en 1947. En él también hacía una mención especial al duque de Edimburgo y hablaba del momento en el que su hijo, el príncipe Carlos, ocupe su lugar al frente de la Corona Británica. “Cuando, en la plenitud de los tiempos, mi hijo Carlos se convierta en Rey, sé que le daréis a él y a su esposa Camilla el mismo apoyo que me has dado a mí”. Y añadía: “Cuando llegue ese momento, que Camilla sea conocida como reina consorte mientras continúa con su leal servicio”.

Aunque el mensaje sorprendió a los británicos -antes del discurso solo el 14% veía a Camilla en el papel de reina consorte, según una encuesta publicada por el Daily Mail-, tras el discurso de la Reina la mayoría -un 55%- apoyan plenamente la decisión de la monarca. Sin embargo, en el verano de 1997, hace 25 años, ¡HOLA! ya coronó a la duquesa de Cornualles como reina.

Cuando ¡HOLA! coronó a Camilla como reina

El 17 de julio de 1997, Camilla Parker-Bowles cumplía 50 años. Habían pasado dos desde que la duquesa de Cornualles y su exmarido, Andrew Parker Bowles, habían puesto fin a su matrimonio, y su relación con el príncipe Carlos era cada día más comentada. Mientras el calendario avanzaba sigiloso hacia el trágico accidente de Diana de Gales -fue el 31 de agosto de ese mismo año-, el heredero de la Casa Real Británica organizó un fiesta en Highgrove, una magnífica casa de campo siglo XVIII ubicada en el condado de Gloucestershire. Era la primera vez que aparecían juntos como pareja ante sus amigos.

Camilla estaba deslumbrante. Vestida de negro, cedió el protagonismo a su sonrisa y sus joyas. La duquesa de Cornualles lució un magnífico collar de brillantes con un diseño de cinco ramilletes de margaritas que le prestaron, para la ocasión, los joyeros londinenses David Morris. En su muñeca derecha llevaba con orgullo una pulsera de diamantes y esmeraldas valorada en 22 millones de pesetas (unos 132.200 euros) que el príncipe Carlos le había regalado por su 50 cumpleaños.

Con motivo de la celebración, ¡HOLA! publicó un reportaje en el que relataba los pormenores del evento. Explicaba que aquel día sonó Dancing Queen, de Abba, mientras el príncipe Carlos y Camilla bailaban agarrados en la pista de baile; que disfrutaron hasta las cuatro de la madrugada de la compañía y la conversación de sus 140 invitados; que Andrew Parker Bowles acudió acompañado de su nueva mujer, Rosemary, y se mostró feliz de ver a su exmujer junto al hombre al que siempre había amado; que Tom, el hijo que ambos tienen en común, pronunció un discurso y agradeció el festejo al príncipe Carlos; que no hubo tarta de cumpleaños con velas; que al caer la noche, los camareros encendieron miles de velas y candiles que dieron al jardín de Highgrove el aspecto de un cuento de hadas; y que aquel evento cambiaría, muy posiblemente, las vidas de Camilla y el príncipe de Gales.

Además, ¡HOLA! decidió cederle la portada a la duquesa de Cornualles y encabezarla con un titular que la convertía, 25 años antes de las palabras de Isabel II, en Reina: “Camilla Parker-Bowles celebró como una reina, junto al príncipe de Gales, su cincuenta cumpleaños”.

Un mensaje esperanzador

La crónica que ¡HOLA! publicaba en aquel momento también se hacía eco de las palabras de Tony Wrigth, un alto cargo del Gobierno, quien aseguró el día de la fiesta: “la mayoría de gente de este país preferiría tener un monarca feliz que un monarca desgraciado, y desde luego yo también”. Un mensaje que muchos interpretaron como la “bendición” del aquel entonces primer ministro, Tony Blair y su Gobierno a los planes de boda de la pareja.

Otros Temas