Las credenciales de la asombrosa casa de la princesa Gloria Von Thurn und Taxis de Ratisbona, en el centro de Baviera, son para no creérselas : 500 habitaciones, el palacio privado más grande de Europa, una asombrosa biblioteca – de las pocas de estilo barroco que quedan en el mundo – con doce mil volúmenes, muchos de ellos incunables, en sus estantes originales; setenta y cinco mil botellas de vino… una bodega que su propietaria tuvo que subastar, junto con una cajita de rapé de Federico el Grande; las esmeraldas de 27 quilates de la Gran Duquesa rusa Vladimir y la impresionante tiara de Eugenia de Montijo con la que Gloria se casó.
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Todo ello para salvar el palacio del fisco alemán debido a los altísimos impuestos que estaba cobrando por derechos hereditarios. Además, debía hacerse cargo de las deudas de más de seiscientos millones de euros que le había legado su marido, el príncipe Johannes von Thurn Und Taxis, heredero de los servicios postales imperiales desde la época del Imperio Románico Germánico. Pero lo que Gloria seguramente jamás imaginaría es que cuando el príncipe la invitó a salir por primera vez, quien la estaba cortejando era el mayor terrateniente de Alemania, propietario de entidades financieras, fábricas metalúrgicas y varias cervecerías.
En 1990, diez años después de casarse, moriría por complicaciones cardíacas en un sanatorio de Múnich. “Tuve una vida privilegiada llena de experiencias extraordinarias” nos reconocía la princesa, a quién la iglesia, con la que mantiene altísimos contactos, la ayudó a sobrellevar la soledad al haberse quedado viuda con treinta años. En el palacio no podía faltar una capilla privada donde Gloria oye misa en solitario mientras recita toda la Eucaristía en latín. Aquí fueron bautizadas las princesas Maria Theresia y Elisabeth por el obispo de Ratisbona, está decorada en estilo renacentista veneciano y se terminó de construir en 1893 en la que fuera la habitación de la princesa Helene, madre del príncipe Alberto. Sobre el altar sobresale una imagen devocional de Cristo realizada por Ernst Deger, uno de los más reconocidos artistas alemanes en arte religioso. Los vitrales muestran los escudos de varias Familias Reales con las que los Thurn und Taxis se han emparenta-do, como Wittelsbach, Hohenzollern y Braganza. Por las venas de la princesa también corre sangre de la realeza austríaca, portuguesa, española y francesa, además de la nobleza alemana, risa y de Liechtenstein.
El dormitorio principal fue realizado por orden de la princesa Margarita (1870-1955), abuela del príncipe Johannes y sobrina de la Emperatriz Sissi. Se inspiró en el que perteneció a la Reina María Antonieta, quien, a su vez, era su tía bisabuela. La princesa divide sus días entre Ratisbona, París, Roma, Nueva York y una casa en las paradisíacas costas de Watamu (Kenia).
El palacio de St. Emmeram también alberga una colección de arte contemporáneo que quita la respiración: “No me considero una coleccionista, sino una amante del arte – nos contaba - disfruto mucho comprando una pieza con la que pueda experimentar sentimientos fuertes, como el amor y la pasión. Creo que mi afición por las piezas contemporáneas nació a raíz de mi amistad con Andy Warhol y Keith Haring. Fueron ellos los que me hicieron mundo maravilloso.”