El 26 de octubre de 2001, ante el altar mayor de la Iglesia de San Pedro, en Gijón, contrajeron matrimonio Blanca Romero y Cayetano Rivera Ordóñez. Cientos de personas se concentraron en los alrededores del templo, al borde de la playa de San Lorenzo, para ver la llegada de los novios y de los invitados, todo un desfile de rostros conocidos del mundo del toro y la jet set. Fue uno de los grandes acontecimientos sociales de la época.
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La boda, prevista para las doce del mediodía, empezó con más de una hora de retraso, “dado que parte de los fieles que habían acudido a la Misa de once, decidieron permanecer en el interior del templo para ver la boda, por lo que los encargados de colocar a los casi quinientos invitados decidieron que estos retrasaran su llegada a San Pedro, porque no había físicamente lugar para poder acompañar a los novios en un día tan señalado para ellos. A su vez, y como un efecto dominó, el retraso de los invitados motivó que el novio, del brazo de su madre y madrina , y la novia, del brazo de su hermano y padrino, llegaran tarde a la iglesia, ante cuya puerta les esperaba una banda de gaiteros”, relataba la crónica de ¡HOLA!
“Radiante ha amanecido la novia y su primer pensamiento ha sido para el novio, Cayetano, el segundo de los hijos del matrimonio que un día formaran el desaparecido Francisco Rivera ‘Paquirri’ y Carmen Ordóñez , que hoy es la madrina. Después pensó de inmediato en su hija, Lucía (la reconocida modelo tenía tres años), que hoy llevará las arras, formando parte del cortejo de la novia, con sus primos Álvaro y Sonia”, proseguía la narración en nuestras páginas.
Un diseño exclusivo de Karl Lagerfeld
¡HOLA! acompañó a Blanca mientras se preparaba para su gran día en una suite del Gran Hotel Jovellanos de Gijón. La modelo Alicia Jara, hermana de Marisa, fue quien maquilló y peinó a la novia, y le colocó el sencillo velo sobre su melena suelta de rizos. La modelo asturiana otorgó todo el protagonismo a su vestido, creado especialmente por Karl Lagerfeld para la ocasión. El diseño, en satén de seda color blanco, tenía forma de abrigo entallado, con manga larga y pegada, cuello de solapa y botonadura desde el escote hasta la cintura, desde donde el abrigo se abría dejando a la vista una voluminosa falda-tutú de tul plisado.
Blanca unió su apellido, que tiene raíz torera (torero fue durante algún tiempo su padre, bajo el nombre de ‘Romerito’) en esta boda al de una de las sagas taurinas más relevantes de nuestro páis, que cobró renombre con Cayetano Rivera ‘Niño de la Palma’ y siguió con Antonio Ordóñez, abuelo del novio, quien a su vez entroncó con los Dominguín al casarse con Carmina González, hermana de Luis Miguel Dominguín.
“Él coincidió en el campo, en tientas, con Paquirri, el padre de Cayetano. Mi padre toreó unas sesenta novilladas con picadores. Su nombre taurino era Rafael Romero ‘Romerito’, aunque eso de ‘Romerito’ no le gustaba mucho”, nos confesó la novia, que también explicó por qué no fue su padre sino su hermano, Alejandro, quien la llevó hasta el altar: “Mi padre no ha sido el padrino porque se emociona mucho y llora mucho también. En una palabra, se pone muy nervioso. Por eso me pidió que fuera Alejandro, a quien estoy muy unida, quien me llevara al altar”.
Los gemelos de rubíes y billantes de Paquirri
Cayetano Rivera Ordóñez, guapísimo con un chaqué clásico, quiso tener presente ese día a su padre, el malogrado Paquirri, llevando unos gemelos de rubíes y brillantes que pertenecieron al torero de Zahara de los Atunes. Llegó a la iglesia del brazo de su madrina, Carmen Ordóñez, que vestía un diseño de Valentino. “La quiero muchísimo, y ella es superamorosa conmigo. Y lo más importante de todo: los dos, Blanca y Cayetano, están locos de amor, y eso a mí, como madre, es lo único que me importa”, aseguraba Carmina sobre su nuera en la revista, donde reconocía sentirse también “muy emocionada”, a pesar de que esta era la segunda vez que ejercía de madrina de boda, la primera fue en el enlace de su hijo mayor, Francisco, con Eugenia Martínez de Irujo.
Francisco y Eugenia, duques de Montoro, fueron dos de los invitados más aclamados a su llegada a la boda, a la que tampoco faltaron Pilar Lezcano, viuda de Antonio Ordóñez; Belén Ordóñez, tía del novio; Julián Contreras, segundo marido de Carmen Ordóñez; Curro Vázquez y su mujer, Pati Dominguín; Cari Lapique, con su marido, Carlos Goyanes, y sus hijas, Caritina y Carla; Manolo Tena, Charo Vega, Pedro Trapote y su esposa, Begoña; el torero José Antonio Canales Rivera y sus hermanos, primos del novio; Chesu Puente, hija de Jesús Puente y Licia Calderón; Queco Serrat y su esposa, Malena; José María García y su mujer, Montse Fraile; Fernando Gómez-Acebo y Mónica Martín-Luque, que en ese momento todavía no se habían casado, Boris Izaguirre y las modelos Esther Gallego, María Moreno, Silvia Cantó, Alicia y Marisa Jara, y Lola Pérez, todas ellas amigas de la novia.
Por parte del novio, los testigos fueron sus hermanos, Francisco, Francisco José (hijo de ‘Paquirri’ e Isabel Pantoja), Julián (hijo de Carmen Ordóñez y Julián Contreras); su prima, Belén, hija de Belén Ordóñez; Elena Linaza (tata de Francisco y Cayetano, y en su día de su madre, Carmina) y Alejandro, hijo de Curro Vázquez y Pati Dominguín. Los testigos de la novia fueron su primo Pablo y sus amigas Lola Pérez, Esther Gallego y María Moreno.
Tras la ceremonia religiosa, el nuevo matrimonio se unió entonces a sus numerosos invitados en el banquete que se sirvió en el Gran Hotel Jovellanos. El complejo hotelero fue reconstruido y decorado por el padre de la novia, Rafael Romero, y se reabrió de nuevo con motivo del enlace de Cayetano y Blanca.
En entrevista exclusiva con ¡HOLA!, la novia declaró después: “Cayetano siempre me había parecido una persona muy especial, pero no me imaginaba que un día iba a ser mi marido. Ha sido, por tanto, una sorpresa que me ha dado la vida”. Por su parte, el novio, admitió también: “Para que una mujer, me llegue al alma tiene que ser... como es Blanca. Es dulce, tiene mucha personalidad; tiene, a la vez, carácter... Es una persona de muchos y grandes sentimientos y es muy tierna”.
En 2004, sin embargo, tres años después de su boda y aunque Cayetano había reconocido legamente a Lucía, la hija de Blanca, como suya al darle sus apellidos, la pareja decidió tomar camino separados. En 2013 obtuvieron la nulidad eclesiástica de su matrimonio, y dos años más tarde, el diestro volvió a casarse por la Iglesia con Eva González.