Rafael de Medina y Laura Vecino están hoy de celebración. Este sábado, 16 de octubre, se cumplen once años de su ‘sí, quiero’, una espectacular boda que reunió a casi setecientos invitados en el Palacio de Tavera, en Toledo, un escenario histórico escenario de la Casa Ducal de Medinaceli.
Rafael de Medina y Laura Vecino están hoy de celebración. Este sábado, 16 de octubre, se cumplen once años de su ‘sí, quiero’, una espectacular boda que reunió a casi setecientos invitados en el Palacio de Tavera, en Toledo, un histórico escenario de la Casa Ducal de Medinaceli.
Con su aristocrático enlace, los actuales Duques de Feria pusieron el broche de oro a una historia de amor que había comenzado seis años antes. Recordamos todos los detalles que ¡HOLA! contó en exclusiva.
El acontecimiento social del año que convirtió Toledo en Ascot
Tal y como rezaba la crónica de ¡HOLA!, escrita por Roseta L. del Valle y Silvia Castillo, esta boda estaba llamada a ser el acontecimiento del 2010 por muchos motivos. “Por aristocrática: contraía matrimonio Laura Vecino con el duque de Feria y marqués de Villalba, considerada una de las grandes casas nobiliarias españolas, con un pasado de históricas gestas. Por solemne: en el palacio de Tavera, un lugar tan bello como regio y tan histórico como único; en definitiva, un tesoro con una riqueza artística y cultural con muy pocos rivales en España. Y por elegante: al convertir Toledo en la pasarela chic de la costura más exclusiva y de los tocados y pamelas más glamurosos de la mano de las más importantes personalidades de todos los ámbitos de la sociedad”.
Y así fue. Desde el mundo de la moda, con el diseñador Valentino (gran amigo de Naty Abascal, madrina y madre del novio) y las modelos Nieves Álvarez, Valeria Mazza o Eva Herzigova; al de la aristocracia, de la mano de la Duquesa de Alba, que acudió junto a su marido Alfonso Diez, Jaime de Marichalar o Carmen Martínez-Bordiú. Lo más granado de la sociedad de nuestro país (Paloma Cuevas, Genoveva Casanova, Carolina Herrera, ‘El Juli’ y Rosario Domecq...) y fuera de nuestras fronteras (Amanda Hearst, entonces novia de Luis de Medina, tampoco faltó a la cita) asistieron al enlace. Aquel día hasta el tiempo acompañó a los flamantes novios, que, aunque pasaban por el altar tras seis años de relación, sus caminos se cruzaron mucho tiempo antes.
“Fue en el verano de 1996 cuando nos vimos por primera vez. Simplemente nos intercambiamos direcciones, ya que cada uno se iba al día siguiente de viaje, yo a Estados Unidos y Laura a continuar con sus vacaciones. Fue siete años más tarde cuando nos reencontramos en Madrid”, nos confesó el novio. Pero “todo llega en su momento y cuando llega, llega. Los dos queríamos un proyecto de vida en común. Hemos pasado, como todas las parejas jóvenes, momentos buenos y momentos menos buenos. Obstáculos que la vida te pone por delante y que te das cuenta de que superarlos con la persona que quieres y que te acompaña es mucho más fácil”.
Laura aseguraba que “su espontaneidad, su sentido de la lealtad, su buen corazón y lo bien que lo pasamos cuando hacemos planes juntos” fue lo que le enamoró de Rafael. Él también tenía claro lo que le había cautivado de la mujer de su vida:, “su sencillez y naturalidad”.
En un escenario excepcional y con gran significado
Su aristocrático enlace sólo podía celebrarse en un marco excepcional como el Palacio de Tavera, en Toledo. Un majestuoso espacio renacentista, del siglo XVI, gestionado por el tío de Rafael de Medina, Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba, duque de Segorbe y presidente del Patronato de la Fundación Casa de Medinaceli.
Pero más allá de su importancia histórica, había otro importante motivo que hacía de aquel lugar un entorno todavía más especial para el ‘sí, quiero’. Y es que allí descansan los restos del padre de Rafael de Medina , el anterior Duque de Feria. Y en un sentido homenaje a su suegro, un día después del enlace, Laura dejó sobre su tumba uno de los dos ramos que había elegido para la ocasión.
De su vestido de princesa a la tiara ducal: los secretos del look nupcial de la duquesa de Feria
El secreto mejor guardado de la novia no fue descubierto hasta el último momento. Laura Vecino escogió para este especial día un espectacular vestido de Giambattista Valli, de línea princesa, con escote bañera, cuerpo en raso cubierto de tul y una espectacular falda con el bajo abullonado, realizada en un brocado de seda natural, inspirado en un traje de María Antonieta.
La diseñadora se preparó bajo la ‘mirada’ del cuadro de la que fue la primera duquesa de Feria. Y, ante ella, se puso la gran corona ducal que le prestó la entonces duquesa de Medinaceli, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, abuela de Rafael, Mimi, como se la conocía cariñosamente. Una preciosa pieza de perlas y diamantes, formando hojas de acanto, y que data del siglo XIX.
De su abuela, Laura Satrústegui Figueroa, hija de los duques de las Torres, marqueses de Villamejor, vizcondes de Hirueste, lució una pulsera que también llevó su madre, Laura Acha, el día de su boda con Ramón Vecino.
Los zapatos de Manolo Blahnik y el cuidado ramo de hortensias blancas completaron su look nupcial con el que sorprendió a los convidados.