El 7 de octubre de 1971, poco después de las 10 de la mañana, una comitiva de seis coches partía del hotel Hilton de Teherán al colegio salesiano, ubicado en el centro de la ciudad. Allí, un amplio dispositivo policial aguardaba la llegada de los automóviles en los que viajaban Victor Manuel de Saboya y Marina Doria. La pareja, que había contraído matrimonio por lo civil en Las Vegas un año antes, esperaba darse el ‘sí, quiero’ en una ceremonia religiosa oficiada por el padre Francesco Zannini, sacerdote de la parroquia italiana de la Consolata, de Teherán, y buen amigo del novio.
Los acompañaban no más de veinte invitados, entre los que se encontraban el conde Corroda Augusta, director de la empresa de contrucciones de helicópteros para la que trabajaba Victor Manuel; el profesor Jacques Piccard, hijo de Augusto Piccard y constructor del batiscafo; Robert Balkany, cuñado de Marina Doria; el príncipe Achraf, hijo de la princesa Achraf Pahlevi, hermana del Sha; y la princesa María Pía de Saboya.
Una media hora más tarde, los novios abandonaban el lugar de nuevo rumbo al hotel, blindado con un fuerte dispositivo de seguridad que no pudo traspasar la prensa, del que salieron a medio día para disfrutar de un privadísimo almuerzo en el Imperial Club. Ya convertidos en marido y mujer visitaron en su residencia oficial a los Emperadores quienes, a las ocho de la tarde, ofrecieron una recepción en la que se convirtieron en los invitados de honor.
Aunque estaba previsto que, a lo largo de la tarde, Victor Manuel de Saboya ofreciera una rueda de prensa, lo cierto es que no compareció antes los medios. Un enlace lleno de secretismo y un halo de misterio al que no acudió el Rey Humberto, padre de Victor Manuel, que se oponía firmemente a esta unión, y que ¡HOLA! narró en sus páginas -donde ofreció, además, el reportaje gráfico a todo color-.
Marina Ricolfi-Doria, más conocida como Marina Doria, era en aquel momento una esquiadora marina suiza, de origen italiano. Fue ganadora de Europa y Suiza y campeona del mundo en 1955 y 1957. Hija de un industrial dedicado al mundo de las galletas, había conocido a Victor Manuel en la Sociedad Náutica de Ginebra, donde ambos practicaban esquí acuático. Se enamoraron, pero la diferencia social entre uno y otra hizo que el Rey Humberto prohibiera el enlace. Una negativa que duró durante los dieciséis años que la pareja mantuvo de noviazgo antes de contaer matrimonio. Y que tampoco levantó en el momento de la boda ya que, como apunta la crónica, el ex soberano aseguró no saber nada del enlace cuando fue preguntado por el mismo.
Los motivos por los que la pareja eligió Teherán son, según explica la crónica publicada en aquel momento por ¡HOLA!, muchos y variados. En primer lugar, durante aquellos días de octubre, se celebraban las fiestas del 2.500 aniversario de la monarquía persa. Un evento lleno de celebraciones fastuosas que contaría con la presencia de reyes y príncipes reinantes de todos los rincones del mundo. Por otro lado, existía una estrecha amistad entre el Sha y Victor Manuel de Saboya -cabe recordar que el heredero era partidario de que su hermana María Gabriela se casara con el Sha, un enlace que no puedo llevarse a cabo por cuestiones religiosas-. Pero también se apuntaba a que el Sha no entendería la negativa del Rey Humberto a la boda de su hijo con Marina Doria ya que él mismo (el Sha) se había desposado con Farah, una estudiante de arquitectura .