Este sábado dos de octubre, Jerez de la Frontera (Cádiz) acogerá una de las más bodas más esperadas de la temporada: la de Claudia Osborne, hija de Bertín Osborne, y José Entrecanales, hijo de José Manuel Entrecanales, presidente de la constructora Acciona. De este modo, el mundo de la sociedad y la élite empresarial se darán cita en un enlace en el que se espera la asistencia de otros personajes influyentes y que se produce tras más de dos años de relación entre la coach y escritora, de 32 años, y el también ejecutivo de Acciona, de 30 años. La Finca Santiago, donde se casaron las hermanas de la novia, Alejandra y Eugenia, y propiedad de la familia, está lista para albergar el banquete.
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Será un día lleno de emociones y repleto de guiños. El templo elegido por los contrayentes para darse el ‘sí, quiero’ es la Iglesia de San Miguel de la ciudad gaditana, donde los padres de Claudia, Bertín Osborne y la fallecida Sandra Domecq, contrajeron matrimonio el nueve de julio de 1977. Una celebración que en aquel momento no fue anunciada en ningún medio de comunicación ya que ninguno de los contrayentes era conocido... todavía. No fue hasta la trágica muerte de Sandra en 2004 a los 51 años de edad tras una larga enfermedad cuando ¡HOLA! publicó algunos detalles de este enlace e incluso unas imágenes de los novios inéditas hasta la fecha.
El enlace se produjo tras dos años de relación. “Sandra estaba guapísima cuando llegó a la iglesia. Llevaba un vestido blanco adornado con un dibujo (en azul) en su parte delantera. También lucía unas flores adornando el pelo”, recordaba Bertín en las memorias que publicó en esta revista en las que se deshacía en halagos sobre su mujer. En el momento del ‘sí, quiero’, la novia, perteneciente a una de las familias de mayor tradición bodeguera de Andalucía, tenía 23 años y había trabajado como azafata.
Por su parte, Bertín, que lucía un traje azul, tenía 22 años y, aunque ya había hecho sus pinitos en la música, el artista todavía no era la estrella de la canción en la que más tarde se convertiría. De hecho, no había sacado al mercado su primer álbum que publicó cuatro años más tarde, en 1981, y que fue todo un éxito.
La suya fue una boda íntima, a la que asistieron sólo los familiares y amigos más allegados de la pareja. Beltrán Domecq, padre de Sandra, fue el padrino, ejerciendo a su vez como madrina la madre del cantante, María Teresa Osborne Marenco. Tras la ceremonia religiosa, los recién casados agasajaron a los presentes con una fiesta en el que más tarde se convertiría en su domicilio conyugal (un pabellón que los padres de Sandra poseían en su finca y que lo destinaban a fiestas y bailes), y a la que se unieron más invitados. Un enlace de bajo perfil a diferencia de la celebración del matrimonio de Lucila Domecq, hermana de Sandra, con Álvaro Figueroa, hoy conde de Romanones e hijo de la fascinante Aline Griffith, tres años antes: una fiesta con más de seiscientos invitados a la que asistieron desde los marqueses de Villaverde al legendario Guy de Rothschild.
Así se conocieron
También en las memorias que publicó en ¡HOLA!, Bertín recordaba así uno de sus primeros encuentros con Sandra: “Cuando trabajaba en la empresa (inmobiliaria) Sofico de Sevilla, salía con una joven amiga mía. Una de las tardes en las que fui a buscarla a su casa me dijo que estaba Sandra Domecq con ella. Eran excelentes amigas. Saludé a Sandra, a la que ya conocía, pero con la que no había tratado, y les propuse a las dos que llamáramos a mi amigo y antiguo compañero de trabajo Ignacio Aspe. Así lo hicimos y salimos las dos parejas sin saber lo que nos deparaba el destino”.
En aquel momento, Sandra, que fue educada entre Inglaterra y Francia por deseo de su madre, estaba comprometida con John Wellesley, penúltimo hijo del duque de Wellington, uno de los aristócratas más rico e influyentes de Inglaterra y propietario de una impresionante finca en Íllora (Granada). La Torre, una extensión de 960 hectáreas de olivares y campos de cereales, fue un regalo de las Cortes de Cádiz a Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, el militar irlandés que combatió a los franceses durante la guerra de la independencia y que derrotó a Napoleón en Waterloo. Tras romper su compromiso con John Wellesley, éste se casó con Corinne Vaes, hija del barón Vaes, embajador de Bélgica en Londres, con la que tuvo a su hija Sofía, la más conocida de sus dos hijos ya que está casada con el cantante James Blunt.
“Por ello era una torre inexpugnable, pero a medida que cruzábamos palabras e intercambiábamos miradas Sandra y yo, se iban acercando más nuestros destinos. Me quedé prendado de su encanto, de su simpatía y de su sonrisa”, contaba Bertín. Se encontraron por segunda vez pasados unos meses, al regreso de un viaje en el que Bertín recorrió Estados Unidos en moto. Fue en la feria de Jerez, en una fiesta organizada por José Domecq, conocido como ‘Pepe Pantera’, en su casa. Sandra se acercó a Bertín y le pidió que la invitara a cenar.
Para entonces, Bertín era uno de los mejores amigos de Marcos, uno de los hermanos de Sandra, que falleció en 1984 en un accidente de coche y al que el artista siempre ha recordado como “el hermano que no pude tener”. Y ahí comenzó una historia de amor que se prolongaría más de una década y, tras su divorcio, una amistad que perduraría hasta el reciente fallecimiento de Sandra. Este sábado su hija también honrará un bello pasado al casarse donde todo comenzó en 1977.