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Ya ha comenzado la cuenta atrás para Anabel Pantoja. Después de casarse por lo civil el pasado 17 de septiembre, la colaboradora de televisión y su marido, Omar Sánchez, se preparan para celebrar su boda este viernes, 1 de octubre, en La Graciosa. Aunque en un principio la sobrina de Isabel Pantoja quería que su enlace tomase Sevilla como escenario, la pandemia y el confinamiento (que pasó en Canarias junto a su pareja) hicieron que cambiase de idea, y finalmente festejará su unión en la tierra natal de su esposo.
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A la cita están invitados sus allegados, amigos y familiares, entre los que, por supuesto, no faltará su primo, Kiko Rivera . El ‘dj’ dejó clara su asistencia el pasado mes de septiembre, cuando envió un mensaje, a través de las redes sociales, dirigido a su prima, en el que expresaba que en ese día “disfrutaría como el que más”. Una especial ocasión que llega tras un momento un tanto complicado para la familia Pantoja, que la última semana ha estado muy pendiente del estado de salud de doña Ana, abuela de Kiko y Anabel. La madre de Isabel Pantoja ha estado ingresada en un hospital de Cádiz varios días, pero, por fin, ha recibido el alta; lo que supone, sin lugar a dudas, una buena noticia para la cantante (que se encuentra en plena guerra con su hijo Kiko y no se espera su asistencia a la boda de su sobrina) y sus familiares.
Mientras Anabel ultima todos los detalles para que todo sea perfecto su gran día, recordamos cómo fue el de su primo, quien pronto cumplirá su quinto aniversario de matrimonio junto a Irene Rosales. El hijo pequeño de Paquirri pasó por el altar el 7 de octubre de 2016, en una emotiva boda que contó con Isabel Pantoja como madrina, y que supuso el cariñoso reencuentro de Kiko con sus hermanos Cayetano y Francisco Rivera. Un día para el recuerdo del que ¡HOLA! fue testigo de excepción.
Isabel Pantoja, una flamante madrina
Como contaron Roseta L. del Valle y Silvia Castillo en ¡HOLA!, aquella boda suponía un antes y un después, un punto de inflexión y un cambio de rumbo en la familia Pantoja. “Después de largos tiempos difíciles, de vientos en contra, de tormentas, huracanes y terremotos mediáticos, judiciales y familiares… volvía la paz, la calma, la armonía… pero, sobre todo, la felicidad”. Ése era un día para celebrar.
El ‘dj’ había conseguido reunir, a su lado, a todas esas personas que más quería. Sus dos hijos, Ana y Francisco (Carlota llegaría dos años después); sus tres hermanos (Francisco, Cayetano e Isa); su adorada yaya, doña Ana, “el motor de la familia entera”; sus tíos; su prima Anabel; la familia de Irene, sus amigos y, por supuesto, su madre, de quien ahora se encuentra distanciado.
Isabel Pantoja jugó un papel muy importante en el enlace de su hijo. La cantante se convirtió en la madrina que lo acompañó en su camino hacia el altar. Para la ocasión lució un vestido en color coral, en crepé de satén de escote barco y manga francesa, con aplicaciones de cera de vela en el hombro, a juego con la corbata de su hijo. Completó su look con unos guantes largos de color beis y una cartera de nácar envejecido inspirada en un relicario.
Madre e hijo sólo necesitaban un gesto para entenderse. Pletórico de felicidad, en cuanto vio a Isabel, Kiko exclamó a voz en grito: “¡Tengo la madre más guapa de España!” Ella reía, contenta de ver a su hijo, con su chaqué que había sido hecho a medida por Cañete, tan feliz.
“Era el día de mi boda, y en ese momento no era Isabel Pantoja, sino mi madre. Era la madrina y tenía que estar con su hijo. No podía ser de otra manera”, señalaba Kiko.
Irene, toda una princesa viviendo “su cuento de hadas”
Los novios convidaron a sus invitados en la hacienda ‘Los Parrales’ de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Un lugar que Irene conoció siendo muy jovencita. Al verlo pensó que si algún día se casaba, ése sería el lugar indicado. Y su sueño se cumplió.
El secreto mejor guardado de la novia era un vestido de la casa St. Patrick, realizado en ‘mikado’, con una delicada espalda elaborada en encaje y tul combinados, con una cola de dos metros y un velo en tul de más de tres. Cumpliendo con la tradición, llevó algo nuevo (unos pendientes que le regaló su madre, Teresa Vázquez); algo antiguo y a la vez prestado (un pañuelo antiguo de su abuela para “secarse las lágrimas”). El algo azul llegó por sorpresa: su amigo Antonio Abad (quien realizó su peinado nupcial) le regaló un trocito del manto de la Virgen del Rocío que ella prendió en el interior de su vestido.
Al igual que antes hizo su cuñada Lourdes Montes, Irene diseñó sus propios zapatos con la firma Uniqshoes, y en ellos grabó la fecha del enlace y la inscripción ‘Cuento de hadas’, en un guiño a una de las canciones del que pronto sería su marido, y “porque realmente estoy viviendo un cuento de hadas”, aseguraba.
Las emotivas palabras que sellaron la reconciliación con Isa Pantoja
No es ningún secreto que la relación de Kiko Rivera y su hermana Isa ha pasado por algunos altibajos a lo largo de estos años. Sin embargo, pese a sus diferencias en el pasado, la joven no quiso perderse la boda de su querido hermano, y acudió acompañada del que, por aquel entonces, era su novio, Alejandro Albalá. Su hijo, el pequeño Alberto, fue uno de los pajes del cortejo, junto a su primo Francisquito y la sobrina de Irene, Sara, todos vestidos por Chiquitines, que también hizo el traje de la pequeña Ana.
Hasta el último minuto se había cuestionado la presencia de Isa en el enlace, así que su discurso pilló a todos por sorpresa. Sin poder contener las lágrimas, la hija pequeña de Isabel Pantoja le dedicó unas emotivas palabras a su hermano. “Para mí, además de mi hermano, has sido como mi padre, mi ídolo, la persona más importante de mi vida hasta que nació mi hijo, Alberto”, afirmó.
“Después de todo, somos hermanos, en las buenas y en las malas. Todo pasa, todo llega, aunque todos seamos muy diferentes”, le dijo Isa a su hermano
“Mi cariño es real, mi admiración es sincera y los más cercanos a mí saben cómo te quiero. Me hace mucha ilusión poder compartir este momento tan especial, poderte ver con la mujer que te hace feliz. Nunca me hubiera perdonado no haber estado aquí y no haberlo visto con mis propios ojos, y espero y me consta que tú estarás en la mía para llevarme de la mano. Después de todo, somos hermanos, en las buenas y en las malas. Todo pasa, todo llega, aunque todos seamos muy diferentes”, añadió.
Su intervención fue recibida entre aplausos y muchas lágrimas. Las de Kiko, en presencia de su madre, que también tuvo que sacar el pañuelo. Los dos hermanos se fundieron en un eterno abrazo, momento que se convirtió en uno de los más especiales de la boda.
“Espero y me consta que tú estará en mi boda para llevarme de la mano”, le dijo entonces Isa a Kiko. Y así será, puesto que su hermano se convertirá en su padrino en su boda con Asraf Beno.
El esperado reencuentro de Isabel Pantoja con Francisco y Cayetano Rivera
Durante el cóctel se produjo uno de los momentos más esperados de la boda. Tras varios años sin verse, Francisco y Cayetano Rivera se reencontraron con Isabel Pantoja . Un afectuoso instante en el que los hijos de Paquirri y Carmina Ordóñez abrazaron a la artista, un gesto lleno de significado y de cariño, en especial para Kiko, que no recordaba cuándo había sido la última vez que habían estado todos juntos.
“Era un día muy especial, donde se liman asperezas”, nos contaba el propio Kiko. “Son todos personas muy educadas que han estado lo mejor posible. Y así tenía que ser”.
Francisco, que acababa de ser operado de la rodilla (por lo que se vio obligado a trasladarse en un carrito de golf por el recinto), acudió acompañado de su esposa, Lourdes Montes. Su hermano Cayetano también contó con la mejor de las compañías, la de su esposa, Eva González, quien, después de grabar MasterChef, consiguió llegar a tiempo a la celebración.
“A mis hermanos los quiero muchísimo y a mí me ha encantado que vivan la boda de su hermano pequeño. Fran incluso haciendo un esfuerzo, con muletas”, nos confesaba el emocionado ‘dj’.
Paquirri siempre en el recuerdo
Tras la ceremonia, Isabel tenía preparado un regalo muy especial para su hijo, del que participaron todos los invitados. En una gran pantalla situada sobre el escenario, se proyectó un vídeo que la cantante había preparado con todo su amor para su hijo. Imágenes del noviazgo y la boda de sus padres, Paquirri e Isabel Pantoja; del diestro tomando en brazos a su hijo con el mensaje impreso ‘Siempre serás su cachorro’; momentos familiares junto a su padre y sus hermanos, Francisco y Cayetano, con una pequeña Isa, con su prima Anabel… Toda una declaración de amor a su hijo, su ‘pequeño del alma’, que, ante la mirada embelesada de su madre, rompió a llorar una vez más.
El añorado torero siempre está presente en la vida de Kiko, que tan sólo tenía un año cuando falleció su padre. Hace un par de días, cuando se cumplieron 37 años de su muerte, volvía a recordarle, y en su boda de una forma muy especial. “A mi padre le hubiera encantado estar aquí, pero por la mala suerte de la vida no está; pero sí que está en nuestro interior y es parte de la emoción sentirlo cerca, aunque no esté”.