Alba, la hija que Mila Ximénez tuvo durante su matrimonio con el ex tenista Malolo Santana, ha estado al lado de su madre hasta el último momento. La joven, que vive en Amsterdam junto a su marido, Aviv Miron, y sus hijos, Alexander, y Victoria, regresó a España en abril, tras uno de los ingresos hospitalarios de la sevillana, y desde entonces no se ha separado de ella.
En octubre de 2013, Alba recibió a ¡HOLA! en su casa, situada en una de las zonas residenciales de la ciudad holandesa, para hablarnos de la feliz familia que ha conseguido formar, y, excepcionalmente, mirar hacia atrás y recordar los difíciles años que vivió a causa de la traumática separación de sus padres.
Con los sentimientos a flor de piel, Alba recordaba la dureza de tener que dejar de vivir con su madre siendo una niña. “Hubo dos momentos en mi vida en los que me tengo que separar de mi madre, con muchísimo dolor para ella. La primera vez, a los seis años, una edad muy crítica, y me doy cuenta de lo pequeña que yo era y de lo poco que pude entender las situaciones que viví por aquel entonces...”. “Yo era tan pequeña que no podía darme cuenta de que mi madre estaba pasando por unos momentos económicos terribles y que iba a tomar la decisión más dura de su vida, porque iba a tener que renunciar a lo que más quería, que era seguir viviendo conmigo, ya que ella no podía darme todo lo que sí me podía dar mi padre. Cuando me entero de que tengo que irme a vivir con mi padre, obviamente, fue para mí una sorpresa porque la relación que yo tenía con él en ese momento era más distante. Para mi madre fue durísimo intentar explicarme que tenía que irme a vivir con él porque ella no podía mantenerme”.
“No podía darme cuenta de que mi madre estaba pasando por unos momentos económicos terribles y que iba a tomar la decisión más dura de su vida”
Alba contaba que estuvo viviendo con Manolo en Marbella, que, por aquel entonces, estaba casado con su tercera mujer, Otti Glanzielus, hasta los diez años, momento en el que regresó con Mila, que había intentado por todos los medios recuperar a su hija, y lo logró cuando las cosas le iban algo mejor. Aunque para Alba aquello tampoco fue fácil. “Fue muy complicado, porque yo ya me daba cuenta de muchas cosas, había dejado a mis amigos del colegio y había dejado también un mundo que era muy diferente al que ahora tenía en Madrid con mi madre... Tras dos años con mi madre, me vuelvo a marchar porque ella no podía mantenerme porque no encontraba trabajo y las cosas no fueron cuajando”.
“Ese momento de mi segunda marcha no se lo deseo a nadie. Yo tenía doce años y me daba cuenta del enorme sacrificio que estaba haciendo mi madre al renunciar a mí. Fue muy duro para las dos, y yo creo que me ha dejado marcada de por vida”, admitía Alba sobre esa segunda vez en que Mila Ximénez tuvo que separarse de su hija por sus problemas económicos”.
Incluso en un momento de la entrevista defendía a ultranza a su madre contra las voces más críticas por lo que tuvo que hacer: “A los que dicen que mi madre me abandonó, yo les digo que ella me ofreció la mayor prueba de amor que puede ofrecer una madre: rota por el dolor, renunció a mí para que yo tuviera un futuro”.
En la entrevista, también subrayaba que cuando conoció a Aviv, su marido, pudo librarse del estigma que había supuesto ser hija de padres separados : “Mi marido es, sin lugar a dudas, el mejor regalo que me ha dado la vida, junto a los dos hijos que tenemos. Hasta ese momento en que le conocí, yo, como todos los hijos de padres separados, me hacía siempre la misma pregunta: ‘¿Por qué tiene que ser todo tan complicado en la vida? ¿Por qué no podemos llevarnos todos bien?’. Yo intentaba siempre arreglarlo todo y, por mi forma de ser, me pasaba mucho tiempo mediando entre todo el mundo”.
“A los que dicen que mi madre me abandonó, yo les digo que ella me ofreció la mayor prueba de amor”
Asimismo, para Alba era importante dejar de ser solo la “hija de”. “Tras conocer a mi Aviv, fue como decir: ‘Ahora me toca a mí. Tengo que pensar en mí y ser feliz, viajar y disfrutar y tener un compañero que me entienda tal como soy’. Había pasado de ser la hija de Manolo Santana y de Mila a ser simplemente Alba. Aviv venía de fuera, no tenía ni idea de lo que era mi vida en España, de quiénes eran mis padres y de los problemas que pudiera haber entre ellos...”.
También confesaba que para ella no fue fácil crecer siendo la hija de Mila Ximénez y Manolo Santana: “Son dos mundos opuestos y se separaron cuando yo era muy pequeñita. Pero soy consciente de que los dos me han querido muchísimo. De todas formas, aunque maduré muy jovencita, he sido una niña muy feliz”.