Rocío Jurado sigue siendo el amor de mi vida”, afirma, a día de hoy, José Ortega Cano. Este martes, 1 de junio, se cumplen 15 años del fallecimiento de ‘la más grande’, pero el paso del tiempo no se ha llevado consigo ni su espectacular voz ni su recuerdo. Sobre todo, para quien fuera su segundo marido. Con motivo del revuelo originado a raíz del documental protagonizado por Rocío Carrasco (la hija que Rocío Jurado tuvo con Pedro Carrasco), el diestro ha dado un paso al frente en más de una ocasión para hablar sobre la especial relación que tuvo con la cantante. Lo suyo fue un auténtico flechazo, que surgió en la consulta de un prestigioso médico, el doctor Mariscal, y como aseguró la propia Rocío, Ortega Cano la miró “como nadie la había mirado nunca”. Tras aquel encuentro, comenzó una bonita historia a la que pusieron el broche de oro con una boda en la que ¡HOLA! se convirtió en testigo de excepción.
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Tico Chao y José Antonio Olivar fueron los encargados de contar a nuestros lectores, con todo detalle, este “brillante acontecimiento”, que tuvo lugar el 17 de febrero de 1995 en un simbólico escenario: la finca Yerbabuena . Situada a unos cuarenta kilómetros de Sevilla, esta propiedad, que por aquel entonces pertenecía a la pareja (y que Ortega Cano vendió en 2003), sirvió de marco a importantes celebraciones familiares, como el enlace de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, así como el emotivo ‘sí, quiero’ de Ortega Cano y Rocío que congregó a más de 1.500 invitados.
Se miraron fijamente y sus miradas se encontraron
Aunque la celebración fue en Yerbabuena, la ceremonia religiosa tomó como escenario la ermita de la Santísima Trinidad , construida expresamente para la boda y ubicada en una leve loma del cortijo. Destacaban Tico Chao y José Antonio Olivar que el nombre de la ermita también suponía un guiño a la cantante, cuyo nombre completo era Rocío de la Santísima Trinidad.
Rocío Jurado estaba tan ilusionada con su boda que no pudo dormir en toda la noche
Antes de entrar, Rocío Jurado nos confesaba estar emocionada. Aseguraba que no había podido dormir en toda la noche, pero que llegaba “con mucha ilusión”. El párroco escogido para oficiar la ceremonia también estaba ligado a ‘la más grande’. Se trataba de don Ángel Romero, párroco de San Miguel, de Jerez, y que durante trece años lo fue de Chipiona, tierra natal de la cantante.
Rocío, que fue recibida entre aplausos, caminó al altar del brazo de su hermano Amador Mohedano , y al encontrarse con el que pronto iba a ser su esposo (que había llegado al templo quince minutos antes), se miraron mutuamente, de arriba abajo, admirándose, emocionados.
Las pequeñas equivocaciones de los novios
Los nervios del momento hicieron que cometieran pequeños fallos. En el momento de colocarse los anillos, Ortega Cano estuvo a punto de ponérselo en el dedo corazón, y Rocío, al percatarse, con una media sonrisa, le ofreció su dedo anular.
Después sería ella quien sufriría un pequeño lapsus. En lugar de colocar la alianza “en señal de la fidelidad y amor”, la cantante confundió fidelidad con felicidad. Ni ella ni los invitados se dieron cuenta de aquel simpático error.
Tras el ‘sí, quiero’, los flamantes contrayentes, ya convertido en ‘marido y mujer’, ponían rumbo a Yerbabuena en una carroza tirada por caballos, que puso a su disposición Manolo Prado y Colón de Carvajal.
Cuatro vestidos para la novia
“Nunca he visto a mi madre tan guapa y tan contenta”, nos decía Rocío Carrasco. La espectacular novia tenía preparados nada menos que cuatro vestidos para su gran día. Todos ellos creados por Carlos Arturo Zapata . El primero que lució la cantante en la ceremonia religiosa era un modelo con escote barco en seda salvaje y encaje francés con una cola que arrancaba del velo en organza y tono champán.
“Es cierto que hice tres diseños más, pero el que eligió al final fue el que hice con más entusiasmo”, confesaba el creador a ¡HOLA! Además de ser su diseñador, fue gran amigo de la cantante, y en la entrevista que nos concedió el pasado mes de marzo, recordaba, también, que él fue el artífice de los vestidos de las damas de honor y de los pajes, así como el segundo modelo que llevó la hija de la cantante en la fiesta, un tailleur azul cielo y una pamela del mismo color.
El mundo del toreo y el de la música, unidos de nuevo
Dada la profesión de Ortega Cano, a la boda asistieron algunos de los toreros más reconocidos del momento. Sebastián Palomo Linares (testigo por parte del novio) y su esposa de entonces, Marina Danko, Jaime Ostos y María Ángeles Grajal, Espartaco junto a Patricia Rato (que, según la crónica, lució uno de los trajes más elegantes de la boda), Rafa Camino, Finito de Córdoba, Enrique Ponce... Y, por supuesto, no faltaron estrellas de la canción como Massiel, Juanita Reina, Manolo Escobar o Paco de Lucía.
También, entre los invitados figuraban importantes nombres de la crónica social como la duquesa de Alba y su hija, Eugenia Martínez de Irujo, Carmen Martínez-Bordiú, la princesa Beatriz de Orleans o Pilar Medina-Sidonia; y de la esfera política, como el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves.
Rocío volvió a conquistar el escenario
Félix Cabeza, gran amigo de Rocío Jurado, se hizo cargo del menú de la boda. Tras cortar la tarta nupcial, llegó el baile, las felicitaciones para los recién casados... y el momento más esperado por todos los presentes.
Rocío cambió su vestido de novia por un nuevo modelo, y se subió al escenario para cantar, esta vez, a su ya esposo, sin poder contener las lágrimas de emoción entre los aplausos y vítores de los invitados.