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A pocos días de que Julia Janeiro , la primera hija en común de Jesulín de Ubrique y María José Campanario, alcance la mayoría de edad, recordamos el primer posado que hizo en las páginas de nuestra revista, cuando tenía tan solo tres meses de vida, en julio de 2003. Una niña risueña, que se mostraba muy tranquila en brazos de sus padres. La pareja celebraba por entonces su primer aniversario de boda y coincidiendo con esa importante fecha, nos presentaban a su hija y nos hablaban de cómo encajaban los constantes rumores que sobrevolaban en torno a su matrimonio, de su confianza férrea en su relación, de la familia de Jesús -que en ese momento afrontaba la separación de sus padres- y de y sus deseos de ampliar la familia.
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Ensimismados con su pequeña, posaban para nuestras cámaras y soplaban la vela del primer aniversario, felices en su faceta de padres. “Julia y Andrea me proporcionan una gran felicidad”, nos contaba el torero, que sostenía a Julia con cuidado. “Es más valiente todavía como padre que como torero. Se le cae la baba con sus hijas. Está todo el día pendiente de Julia, lo mismo que de Andrea cuando ella se encuentra en casa. Exactamente igual”, expresaba María José, para quien ese primer año de casada había sido muy intenso, a la vez que positivo. “Ha sido el año más feliz de mi vida entre mi matrimonio, mi embarazo y el nacimiento de Julia, a quien a lo mejor damos un hermano el año que viene”, afirmaba.
En ese primer aniversario, Jesús lanzaba un mensaje a quienes decían que su matrimonio no iba a durar: “A los que dicen que María José y yo nos vamos a separar les diría que no tienen ni pajolera idea de lo que están diciendo. La mayor satisfacción que puedo dar a todos esos es celebrando mi primer aniversario de boda. Un hecho vale más que mil palabras”. Y recalcaba: “Con María José he sido, soy y seré muy claro. No tengo secretos para ella” Ahora, cuando están a punto de celebrar dieciocho años de casados, queda claro que, como subrayaba el torero, un hecho vale más que las palabras.
“Estuve presente en el parto y llegué a soltar alguna lágrima: en un momento así, los sentimientos los tienes a flor de piel”
Esta no era la primera vez que veíamos la carita de Julia. A los pocos días de nacer, cuando salieron de la Clínica Sagrado Corazón de Sevilla, donde vino al mundo, sus padres posaron con ella a las puertas del centro hospitalario y contaron cómo había sido el nacimiento, que tuvo lugar nueve días antes de lo esperado, con 3,100 kilos de peso y 52 centímetros . “La niña está en perfectas condiciones y su madre está fenomenal. He estado presente en el parto y no me he puesto nervioso porque María José ha estado tranquila en todo momento. Ha sido, efectivamente, un parto largo, ha ido todo muy lento, pero, al final, ha salido todo muy bien. Y ha sido un parto natural”, decía el torero.
También confesó que se emocionó mucho: “Estuve presente en el parto y llegué a soltar alguna lágrima. Es normal, ¿no? Soy una persona sensible y en un momento así, los sentimientos los tienes a flor de piel. Eso te pasa con tu primera hija, con la segunda…y con los hijos que vengan. Puedo decir que he vivido este nacimiento con la misma emoción que el anterior. He sentido la misma ilusión que cuando nació mi primera hija. Cuando se desea un hijo, la ilusión se tiene desde antes que nazca y cuando nace”. Fue un momento inolvidable para ellos y casi cinco años después repetían la experiencia de ser padres con la llegada de Jesús, que nació el 6 de marzo de 2007.