La casa de la urbanización de La Moraleja de Madrid se convirtió en un lugar clave en la historia de Rocío Carrasco y Antonio David Flores . Bautizada por los reporteros de la época como ‘Villa Jurado’, fue adquirida por Rocío Jurado en 1988 y fueron muchas las ocasiones en la que la recordada artista abrió sus puertas a ¡HOLA!, testigo de numerosos episodios de la vida de la familia.
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Construida en tres alturas –dos plantas y sótano-, estaba rodeada de un espectacular jardín con piscina y fue vendida poco después del fallecimiento de Rocío Jurado, en 2006. Allí se mudaron desde la también imponente casa que tenía la cantante en Monteclaro, al lado de la de Pedro Ruiz y el cantante Raphael.
En octubre de 1988 visitábamos la casa por primera vez con ocasión del 44 cumpleaños de Rocío. “El chalet dispone de toda clase de lujos y comodidades, incluso gimnasio y piscina interior climatizada. En el sótano hay un tablao con ‘bodeguilla’ presidido por una bellísima foto de Rocío, que en nada envidia a los tablaos flamencos de Madrid, por su decoración e instalaciones” se explicaba en nuestras páginas. En la planta superior estaba la habitación de invitados y también había, en aquel momento, dos espacios abuhardillados. “Son para los invitados de mi hija” nos decía Rocío, que posaba con Pedro Carrasco.
Reconvertido en una especie de gran apartamento, ahí es donde, según ha contado Rocío Carrasco en el documental ‘Rocío: contar la verdad para seguir viva’, ella y Antonio David Flores se instalaron al volver de Argentona, ella embarazada de su primera hija, y también durante una parte del embarazo de su segundo hijo y los primeros meses después de su nacimiento. Estaba entonces divido en un salón, dormitorio principal con baño doble y vestidor, y una habitación donde dormían los niños. A esa zona superior de la vivienda se accedía a través de la señorial escalera blanca con balaustrada dorada y decorada con plantas selváticas. Por ella subió la artista alertada por los gritos de su hija, según su testimonio, y bajó asustada por las palabras de su yerno en el momento en el que Rocío Carrasco rompe definitivamente su matrimonio.
En la planta principal del chalet es donde hacía vida Rocío Jurado. Allí tenía su despacho y el de Pedro Carrasco, a los lados del gran salón en varios ambientes y donde estaba “el rincón del piano”, la sala de los trofeos, recuerdos y discos de oro y platino, que documentaba sus éxitos, el dormitorio de la cantante, por supuesto una suite con salón y vestidor, y la habitación de soltera de su hija donde durmió los últimos meses de matrimonio, según ha relatado ella misma.
En muchas otras ocasiones ¡Hola! Compartió momentos en la vida de la artista en esa casa: el duodécimo cumpleaños de Rociito, en 1989, cuando su padre nos contaba que “para ser hija única de un matrimonio de padres famosos, tiene un trato con la gente y una forma de ser que todos se quedan con la boca abierta. Y no lo digo con amor de padre, pero es simpática, muy abierta y afectuosa”; en 1991 posó por primera vez sola con su hija tras la separación de Pedro Carrasco; la Navidad de 1995 nos recibía Rocío Jurado con Ortega Cano tras su boda . Y entonces contaba “Rocío está muy feliz. Y sigue con la idea de casarse prontísimo. Sinceramente, a mi no me agrada la idea de que se casaran tan jóvenes, pero a fin de cuentas es su vida. Y después de todo, repito que lo importante es que esté feliz”.
“ La verdad que fue muy duro para mí que mi hija se fuese de casa el mismo día que cumplía dieciocho años para irse a vivir con Antonio David”, decía Rocío Jurado en 1998
También en la casa de La Moraleja, en noviembre 1996, Rocío Carrasco y Antonio David nos presentaban a su hija Rocío y Rocío Jurado posaba con su nieta en brazos e incluso le cantaba al piano; en enero de 1998, la cantante abría de nuevo a ¡HOLA! las puertas de su hogar tras haber visitado un orfanato en Perú y en ese momento confesaba: “ La verdad que fue muy duro para mí que mi hija se fuese de casa el mismo día que cumplía dieciocho años para irse a vivir con Antonio David. Aunque me lo venía advirtiendo, creía que no lo iba a hacer, que todo era como para asustarme un poco”; dos años después, al recibir el 2000, nos presentaba en exclusiva a sus hijos José Fernando y Gloria Camila, tras la separación de Rocío Carrasco: “Si te soy sincera, no pensaba que esto podría llegar a suceder. Al principio veía a Rocío tan entregada que jamás pensé que podría llegar a separarse de Antonio David, pero bueno, son cosas que pasan en la vida. Por otra parte te diré que Rocío tiene sus motivos para hacer lo que ha hecho y tengo que respetar siempre su decisión”; y les veíamos de nuevo en familia en la Navidad de 2002.