Ya hemos hablado aquí de la explosión imparable del Priorato, que se ha ganado un hueco, en apenas una década, en el podio de los tintos de calidad peninsulares. El pueblo de Capçanes se llama Falset y está a pocos kilómetros del núcleo prioratense de Gratallops, pero al no poseer la misma geología pizarrosa, pertenece a la denominación Tarragona; cosa que no impide que se haya contagiado de la fiebre de los nuevos vinos mediterráneos. A semejanza de sus vecinos famosos, este Costers del Gravet combina deliciosamente castas locales (garnacha, cariñena, tempranillo) con francesas (cabernet sauvignon), en un caldo denso, casi opaco, con aroma potente, recuerdos de barniz y de hierbas aromáticas, músculo y terciopelo, que lo aguanta todo: confit de pato, carnes adobadas, platos exóticos... Asombre con él a sus amigos pero nunca les diga lo poco que cuesta.