“Este es el proyecto más difícil de mi vida: bajar a la calle y querer dar de comer bien y rápido”. Así definía Ferran Adrià a su recién nacida ‘criatura gastronómica’, fruto de un profundo estudio sobre el mundo de la restauración. Y es que el cocinero catalán ha conseguido con la apertura de este original restaurante cubrir un hueco hasta ahora vacío en hostelería. La idea consistía en ofrecer una alternativa culinaria a quienes habitualmente no disponen de mucho tiempo para comer, pero que, no por ello, desean renunciar a la calidad de los alimentos y a una dieta saludable. En otras palabras, la ‘Fast Good’, o lo que viene a ser lo mismo, comida rápida pero buena.
Y la fórmula mágica: introducir en la elaboración de los platos clásicos de este tipo de comida, ingredientes que hasta ahora tan sólo se habían utilizado en la alta cocina. Así, el comensal podrá degustar hamburguesas preparadas con las mejores carnes y acompañadas por exquisitas salsas, paninis que combinan ingredientes como el jamón ibérico o el foie, ensaladas a base de judías verdes, puerros con pollo confitado y especias o arroz salvaje con cous cous, o patatas fritas hechas al momento con aceite de oliva. Sin olvidarnos, eso sí, de la variada gama de bollería, cafés, infusiones y zumos naturales como el de frambuesa, melocotón rojo o lichis.
Todo ello en un ambiente alegre, colorista y desenfadado, gracias a sus tonalidades ácidas (verde manzana en las sillas, fucsia en el fondo del mostrador, el azul fuerte de las lámparas...). Además, el espacio se divide en diferentes áreas funcionales entre las que se encuentran la zona de barras altas para los clientes con más prisa, la zona de mesas, y la zona de sillones para comidas un poco más largas y relajadas. Y,por si fuera poco, el comensal podrá además entretenerse con unos monitores colocados en las paredes del local que emiten continuamente programas de viajes y moda, haciendo así la espera más breve y agradable. ¿Alguien da más?
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