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Las naranjas españolas (especialmente las de la huerta valenciana) tienen un gran prestigio a nivel internacional.
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Además de 'fresca', la naranja también se puede consumir como ingrediente de muchas recetas no sólo de repostería sino de platos salados. Buen ejemplo de ello es el 'pato a la naranja' que vemos en la imagen.
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¿Sabía que la ingestión diaria de una naranja aporta la cantidad total de vitamina C que un adulto de peso medio necesita por día? Efectivamente, esta fruta milenaria contiene tales índices de vitaminas y minerales que, incluso, se recomienda en la dieta de enfermos y convalecientes, así como en el comienzo de la alimentación variada de los niños. Además, su escaso aporte de calorías -45 por cada 100 gramos- y su gran cantidad de fibra, la convierten alimento ideal para quienes siguen un régimen hipocalórico y para quienes tienen problemas de tránsito intestinal. Además, es utilizada en medicina natural (como tónico calmante del sistema nervioso, para combatir el insomnio, la tos persistente, la gota, la diabetes, el reumatismo, etc), así como en cosmética
Originarias de Indochina, existen diferentes variedades: entre las consideradas ‘de zumo’, las cualidades más valoradas son el volumen de líquido que producen y la finura de su corteza. Las cadenera, salustiana, sanguina y verna son las cuatro especies más apreciadas entre los consumidores. Las consideradas ‘de mesa’ se seleccionan en base a su tamaño, dulzor y ausencia de pepitas y son sus variedades más conocidas las navelina, navel, navel late y valencia late.
En cuanto a su producción, a pesar de tratarse de un producto de temporada (desde el mes de octubre, la más temprana, hasta el mes de julio, la más tardía), podemos encontrar naranjas en nuestros mercados durante todo el año.
Algunos trucos y consejos
-A finales del invierno resultan a veces un poco secas. Para evitar este problema, pélelas quitándoles ambas pieles. Espolvoréelas con azúcar y rocíelas con un brick pequeño (de los individuales) de zumo de naranja y sírvalo fresco. -Para que las naranjas no resulten amargas si las va a hacer confitadas en almíbar, pinche su piel con una aguja gruesa, sin llegar a que penetre en la pulpa, luego métalas tres minutos en agua hirviendo, refrésquelas bajo el chorro de agua fría y repita esta operación tres veces cambiando de agua cada vez. Luego ya podrá confitarlas.
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