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La zanahoria tan sólo aporta 40 calorías por cada 100 gramos.
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En forma de crema fría puede resultar deliciosa, especialemente en verano.
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Una vez compradas, es conveniente no tardar mucho en consumirlas.
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Aunque la mayoría no sepamos exactamente qué es eso de los ‘radicales libres’, lo que parece claro es que su aparición, inducida por los rayos solares, no es nada saludable para nuestra piel. Sin embargo, existe una forma de combatirlos o, al menos, de neutralizarlos en parte. ¿Cómo?: ingiriendo alimentos de origen vegetal que contienen en su composición betacarotenos. Y, pesar de que esta palabra también puede sonar a chino para muchos, se ha demostrado que si hay un alimento en nuestra cesta de la compra con grandes cantidades de este compuesto, ése es la zanahoria.
Un vegetal de consistencia dura y fibrosa y sabor muy agradable, cuyo origen data ni más ni menos que de unos dos mil años atrás. Entre sus variedades destacan la medio-larga Nantesa, Tamal, Tip-Top, roja de Carentan y roja de Flakee, y su cultivo se extiende prácticamente por todo el planeta. En España son las regiones de Toledo, Madrid, Cádiz, Córdoba y Granada, las mayores productoras.
Pero a pesar de sus beneficios para la piel, esta hortaliza aporta otras muchas ventajas para nuestra salud: su alto aporte vitamínico y su contenido en fibra vegetal la hacen especialmente aconsejable para niños en edad de crecimiento, personas de estómago delicado, con afecciones de vista, con problemas de parasitosis intestinal o procesos diarreicos, o para madres durante el período de la lactancia por ser un producto que favorece la secreción y producción de leche.
Trucos y consejos
- Si las compra en bolsa de plástico, sáquelas al llegar a casa. - Las pequeñas se pueden tomar sin pelar, simplemente lavadas. - Hay quien en vez de pelarlas las raspa con un cuchillo, lo cual hará que conserven todo su valor en vitaminas y sales minerales, pero sepa que de esta forma tendrán un sabor algo más amargo. - En caso de tenerlas que conservar durante un tiempo largo, póngalas entre capas de arena en un cacharro grande. - Si añade un pellizco de azúcar al agua de su cocción estarán mucho más sabrosas. - Si las va a comer ralladas, rocíelas con zumo de limón para evitar que se oscurezcan. - Si las va a hacer cocidas, calcule de diez a quince minutos, según el grosor.
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