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El aporte en nutrientes e hidratos de carbolo hacen de alubias, lentejas o garbanzos alimentos imprescidibles para una dieta equilibrada.
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Legumbres: su alto contenido en proteínas e hidratos de carbono hace que lentejas, garbanzos, alubias, habas o soja sean irremplazables en una dieta equilibrada. Además, lo ideal es tomarlas combinadas con cereales, resultando un plato de proteínas casi perfecto.
Nuez: según diversos estudios el consumo reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero, atención, ese consumo ha de ser moderado ya que es un fruto seco bastante calórico.
Pescado azul: su contenido en ácidos grasos poliinsaturados de la familia Omega 3 (con capacidades protectoras frente a las enfermedades del corazón) hace muy recomendable ingerir 4 ó 5 veces a la semana pequeñas cantidades (con 100 a 200 gramos resulta suficiente) de atún, salmón, caballa, boquerones o sardinas (pescados que además añadirán minerales, sobre todo yodo y calcio, al organismo).
Verduras y hortalizas: sus carotenos o provitamina A, (junto a su conocida acción antioxidante, que ‘vela’ por el lento envejecimiento de la piel), ayudan a proteger frente al cáncer de pulmón, de esófago y laringe. También son ricas en vitamina C, ácido fólico, sales minerales y fibra, resultando, por tanto, muy beneficiosas.
Yogur: el lactobacillus bulgaricus y streptococcus thermophilus, las dos bacterias vivas que se encuentran en él, son las verdaderas responsables de sus beneficiosos efectos sobre la inmunidad y el fortalecimiento de las defensas del organismo, Su consumo aporta proteínas de alto valor biológico, con todos los aminoácidos esenciales, minerales como el calcio, fósforo y vitaminas A, D y del complejo B. Por si todo ello fuera poco, se convierte en un fiel aliado frente a la anorexia, osteoporosis, úlcera gastroduodenal, diarrea, estreñimiento y colon irritable.
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