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Martín Berasategui es figura de referencia para multitud de cocineros jóvenes en todo el mundo.
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Berasategui, con el Tambor de Oro de San Sebastián.
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Su restaurante está entre los cuatro únicos locales de España que pueden presumir de contar en su haber con tres estrellas Michelín, la más alta puntuación que ‘la Biblia’ de las guías gastronómicas concede. Pero a pesar de éste y otros muchos reconocimientos, Martin Berasategui siempre ha demostrado una humildad realmente admirable, de la que volvió a hacer gala, una vez más, durante su participación en la feria gastronómica ‘Madrid Fusión’ que estos días se celebra en la capital. Allí, el cocinero donostiarra aprovechó para presentar su último libro “La cocina del restaurante Guggenheim Bilbao” (escrito ‘a pachas’ con el joven y talentoso chef de dicho local, Josean Martínez Alija) y ofreció una clase magistral de cocina ante un público ávido por conocer sus ‘secretos’ culinarios. No obstante, el cocinero guipuzcoano debió volar a su tierra con celeridad. Y es que, por nada del mundo, querría faltar a su ‘nombramiento’ como nuevo ‘Tambor de oro’. Uno de los premios más prestigiosos concedidos en la capital guipuzcoana a sus paisanos más ilustres.
¿Qué significa para una donostiarra ‘de pro’ como usted recibir el ‘Tambor de oro 2005’?
El tambor de oro es, para un donostiarra como yo, el mejor premio del mundo. El premio que te llena por entero el corazón.
Dicen que es usted un cocinero de referencia para un montón de jóvenes chefs... ¿no da un poco de vértigo sentirse ‘ejemplo a seguir’ constantemente ?
No, al final, es parte de nuestro éxito. Yo pienso que hay que ser igual de transparente y accesible que cuando no te conocía nadie. Al menos, ésta es la educación que a mí me dieron en casa.
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