Aunque hubo dos propuestas, esta fue la que finalmente resultó ganadora. Un vestido de estilo clásico y elegancia atemporal, las dos premisas que Sassa tenía claras para su look de novia. Además, la joven lució una tiara perteneciente a la Casa de Hannover que, tanto ella como el diseñador, tuvieron muy presente desde el primer momento. La novia quería verse bien, fiel a su estilo y segura de que, dentro de 15 o 20 años, seguiría viéndose guapa en las fotos de su enlace. La misma sensación que tiene cada vez que ve las fotos de la boda de Grace Kellly y Rainiero de Mónaco.