Hace tiempo que observamos cómo un sector de la moda se ha propuesto conquistar a los millennials —aquellos nacidos entre 1981 y 1996—, a través de una corriente denominada Kidult. Aquella tendencia que mezcla nostalgia y modernidad, con propuestas que logran conectar con nuestro niño interior. Cada vez es más habitual encontrar en tiendas prendas que rinden tributo a series de nuestra infancia o adolescencia. El pasado año, Zara lanzó una colección dedicada exclusivamente a los noventa. Y también en Bershka vimos camisetas que nos habrían vuelto locas en los 2000 (y consiguen conquistarnos también ahora), como aquellas de Crepúsculo o de Las chicas Gilmore.
Estas ganas de dejar salir nuestra parte más infantil se explica también en fenómenos como los charms especiales con los que ahora personalizamos los bolsos o incluso con el éxito de accesorios inspirados en juguetes, como los peluches Labubu que cuelgan de diseños de lujo en el street style o las figuras de Sonny Angel que invaden los teléfonos de las treintañeras.
Es precisamente esta nostalgia la que parece haber servido a las firmas para potenciar una de las últimas tendencias, en esta ocasión, relativa a la joyería: las piezas seaside, aquellas que son un homenaje al mar y que nos hacen trasladarnos a las vacaciones de cuando éramos pequeñas.
Joyas inspiradas en la costa
¿Quién no ha fabricado una pulsera con las conchas que recogíamos en la playa? ¿O qué niña no se ha dejado cautivar alguna vez por la magia de los collares con delfines o estrellas de mar que nos compraban en aquellos viajes? El lujo se alimenta de estos recuerdos para traernos exclusivas joyas que nos hacen trasladarnos a este paisaje veraniego.
Lo hacen en sus colecciones estivales apostando por esa estética maximalista que parece haber relegado al lujo silencioso a un segundo plano, defendiendo el exceso. Así lo comprobábamos en la pasarela de la mano de firmas como Etro o Zimmermann, cuyos pendientes de exageradas formas relacionadas con este imaginario marítimo lograban incluso desviar la atención de sus nuevos looks.
Estas creaciones se cuelan también dentro de la que posiblemente sea la tendencia más potente de esta temporada: el estilo boho chic. Impulsado por casas de moda como Isabel Marant, Alberta Ferretti o Chloé, es especialmente esta última la que ha dotado a gran parte de sus estilismos para los meses más cálidos del año con estas joyas seaside.
La firma francesa capitaneada por Chemena Kamali ha lanzado, de hecho, una línea de joyas solo sobre esta temática. Bautizada como Chloé Shells, se han propuesto "capturar la esencia del verano en la concha, en un guiño a los nostálgicos coleccionistas que buscan tesoros marinos en la playa". Joyas que van desde sus anillos por 290 euros a creaciones más elaboradas, como colgantes de resina y latón con cuidados detalles, que se sitúan en los 950 euros.
Una tendencia que también aterriza en firmas españolas
Y lo hace a través de una bisutería más accesible para las consumidoras. Solo hay que echar un vistazo a las novedades de Zara para comprobar cómo apelan a la nostalgia con accesorios que apuestan por los colores vivos. Son quizá de formas más aniñadas, pero convencen igual para dar una vuelta de tuerca a nuestros básicos esta temporada o para combinar con nuestros bikinis en verano con looks ideales para cualquier chiringuito de moda.