Hay un momento del año en el que el tiempo parece detenerse y no es otro que cuando aterriza Coachella en Indio (California), el festival de música más aesthetic del globo. Si bien es cierto que habrá quienes acudan a él únicamente por los estilismos que abrazan las estrellas invitadas, otros preferirán usarlo como termómetro cultural. Porque cada edición adelanta las tendencias que marcarán la industria musical. Y si buceamos entre el cartel de este 2025, además de artistas del calibre de Lady Gaga, Charli XCX o Post Malone, nos encontramos con Judeline, una joven promesa de sello español que ya ha comenzado a romper con los códigos establecidos en el sector.
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¿Todavía no sabes quién se esconde tras dicho nombre artístico? Se trata de Lara Blanco, una joven que a sus 22 años ya disfruta de un ascenso meteórico. En las cifras de reproducción de sus canciones se puede palpar el fulgurante éxito del que hablamos, pues sus sencillos y álbum debut –que se encuentra bajo el título de Bodhiria– acumulan millones de oyentes. Pero, ¿cuáles son las verdaderas razones de su fenómeno?
El sello personal de Judeline como el motivo de su triunfo
Se llama a sí misma Niña del sur, nombre que abandera con mayor ímpetu que nadie. Nació en Cádiz en el año 2003 y, desde entonces, se ha encargado de defender sus raíces a capa y espada. ¿Cómo? Convirtiéndolas en las protagonistas más absolutas de cada una de sus propuestas. Judeline ha dejado claro a través de sus actuaciones en Coachella la importancia de ser fieles a nuestros inicios, algo que ha logrado al mezclar los ritmos flamencos de su infancia –en ocasiones, con el uso de instrumentos como las castañuelas– con influencias del R&B, acentos electrónicos y sonidos del género pop.
La moda como vía de expresión global
Saber escoger los estilismos adecuados para cada una de las salidas a escenario es, en gran parte, la clave del éxito de cualquier estrella. Veterana o emergente. Judeline cuenta con un estilo en términos de indumentaria muy en la línea de su visión musical: sus looks –marcados (en su gran mayoría) por drapeados, transparencias y rotos– son impactantes y usados como una vía de expresión de lo más preciada. Y todos ellos tienen un denominador común que destaca: la comodidad que denotan, algo imprescindible para poder sentirse libre en cada uno de los recintos que visita.