Cuando decidió dar un giro a su carrera para aparcar la música momentáneamente y dedicarse al cine, tal vez no esperaba que su debut en la gran pantalla le llevase tan lejos. Ariana Grande ha pisado este año la alfombra roja de los premios Oscar no como invitada, sino como nominada de la noche. Y es que optaba al galardón de mejor actriz de reparto gracias a su papel de Glinda en Wicked, película ambientada en el universo de El mago de Oz. Aunque finalmente se lo ha llevado Zoe Saldaña, la artista ha conseguido convertiste también en protagonista de la velada gracias a sus elecciones de estilo, con dos impresionantes vestidos hechos a medida.
"Uno de los looks más icónicos de la historia de los Oscar", comentaban los seguidores de Ariana Grande en sus redes sociales tras conocer el primer diseño de la noche. Un vestido que si bien seguía la estética de princesa y mantenía el color rosa que durante los últimos meses ha caracterizado sus elecciones, guiño al vestuario de la cinta que protagoniza, lograba causar sensación gracias a su original silueta en forma de lámpara que casi desafiaba la gravedad.
Compuesto por un cuerpo de corsé que se ajustaba en la espalda mediante cordones, continuaba en un original peplum con ondas que abrazaban su cadera y una voluminosa falda confeccionada con vaporoso tul salpicada con 190.000 cristales. Una enorme cantidad que aportaban ese brillo especial al diseño, obra de Daniel Roseberry, diseñador creativo de Schiaparelli.
La marca italiana explicaba que para dar forma al vestido de Ariana Grande se han inspirado en una lámpara del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti, una pieza que se encontró el modisto por casualidad y ha servido como base para imaginar este look.
Un segundo vestido con un curioso detalle
La de Florida no solo se encontraba nominada a su primer Oscar, también estaba al cargo de la actuación que ha abierto la ceremonia. Un emotivo momento en el que ha interpretado el tema de Somewhere over de rainbow, de El mago de Oz, acompañada por la actriz Cynthia Erivo, su coprotagonista en Wicked.
Para ello se cambiaba de look, confiando de nuevo en Schiaparelli para salir al escenario con otra creación de Alta Costura. Un vestido recto de escote palabra de honor, bañado nuevamente en cristales rojos, que contaba con apliques de tul a ambos lados de la cintura, creando una vaporosa falda que recordaba a su primera elección para la alfombra roja.
Ha sido la estilista de Ariana Grande, Mimi Cuttrell, quien le ha ayudado a hacer sus sueños estilísticos realidad. La asesora de imagen ha trabajado junto a la firma de origen romano para idear esta propuesta, que guardaba un original homenaje a El mago de Oz. Y es que de la espalda del vestido asomaba un vistoso elemento: un zapato rojo, como el calzado de rubíes que Judy Garland lució en el film de 1939, dando vida a Dorothy.
Considerados unos de los objetos más valiosos de la historia del cine, Ariana Grande decidía rendir homenaje a estos zapatos a través de su propio vestido, en el mismo tono de rojo y cubierto de brillo. Una elección que le ha otorgado el aplauso de los amantes de la moda y con la que ha conseguido convertirse en una de las mejor vestidas de estos importantes galardones.