Son muchos los factores que han convertido a Benedikte Thoustrup, novia del príncipe Nicolás de Dinamarca, en un referente. Por un lado, está su perfil de redes sociales donde inspira no solo con sus estilismos, también con sus viajes, sus trabajos como modelo, la vida junto a su novio... Por otro, su estilo que, en una entrevista concedida a FASHION, definía como "una mezcla de clásicos atemporales y básicos prácticos, con un fuerte énfasis en la versatilidad". Y podríamos añadir que sabe jugar (y muy bien) con ciertos trucos, muy fáciles de imitar, que ayudan a favorecer todavía más su figura. ¿Uno de ellos? Incluir un cinturón siempre que lleva blazers con los hombros estructurados, formen o no parte de un traje.
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La modelo compartía con sus seguidores varios stories en los que mostraba uno de sus últimos planes. Se trataba de una cena organizada por la compañía danesa de productos audiovisuales Bang & Olufsen a la que acudió acompañada de su pareja. Un evento que no solo le dio para compartir platos con una pinta deliciosa, también para mostrar el estilismo que había elegido. Se trataba de un traje de color azul celeste compuesto por una blazer con los hombros bien marcados y un pantalón ancho con raya en el centro que combinó con bolso y zapatos de punta claros.
Benedikte, como muchas expertas en moda, optó por incluir un cinturón estrecho sobre la americana, ciñéndola ligeramente en la zona de la cintura. Un gesto que no tendría nada de especial si no fuera porque cada vez que utiliza chaquetas con este tipo de siluetas se convierte en su aliado.
Solo es necesario retroceder un poco en su feed para comprobar que ya recurrió a este truco cuando eligió un traje de silueta oversize y de tono gris que ciñó con un cinturón del mismo tejido al que hizo un nudo. O un poco antes, cuando en junio complementó una chaqueta estampada en tonos azules y con grandes botones con un accesorio ancho, de varias tiras, en verde, con el que enfatizó su cintura.
Por qué una chaqueta con hombros estructurados funciona (mejor) con un cinturón
Llevar un cinturón sobre una americana no es algo nuevo, pero sí una de esas tendencias que nunca termina de irse. Sus orígenes los encontramos en la sastrería masculina y en los uniformes militares, donde los cinturones se incluían para marcar un poco la cintura en las chaquetas estructuradas. Un detalle que diferentes diseñadores fueron reinterpretando a lo largo del siglo XX y adaptándolo al armario femenino. Pero fue en los años que van de los 70 a los 90 cuando realmente podemos hablar de una popularización de esta tendencia.
Diane Keaton en Annie Hall ayudó a popularizar el estilo andrógino. Llevaba trajes masculinos, chalecos... y el cinturón se convirtió en una pieza clave para dar un toque sofisticado y desenfadado a sus looks. En los 80, con la llegada de las blazer de hombros estructurados para las mujeres, este accesorio ayudaba a equilibrar la figura, marcando la cintura y potenciando la silueta femenina. Ya en los 90, con una estética mucho más minimalista, Prada lo incluyo en muchas de sus propuestas, para dar un toque especial a esa sobriedad llena de geometría.
En los últimos años, hemos visto a diseñadores como Maria Grazia Chiuri o firmas como Alexander McQueen recuperarlo para crear siluetas más dramáticas y conseguir, al mismo tiempo, que sean favorecedoras y femeninas. Algo que ha llevado a infinidad de influencers y estilistas a copiar esta estética en el street style y en innumerables eventos. El motivo es sencillo: define la cintura y aporta equilibrio a la silueta, funciona tanto con americanas de corte amplio como con prendas más ajustadas y ayuda a terminar bien cualquier look.