Es la pregunta que ronda estos días en la web: ¿qué está pasando con Matilda Djerf? La influencer sueca, nombrada por Forbes como una de las jóvenes emprendedoras más influyentes de Europa, ha visto cómo en menos de una semana el imperio que ha construido se tambalea a raíz de las acusaciones por parte de los trabajadores de su firma de moda y cosmética, Djerf Avenue. Denuncian públicamente a la empresaria por crear un ambiente laboral tóxico en el que a diario reciben insultos y faltas de respeto, metiéndose incluso con el físico de los empleados a pesar de la fama de inclusión que se ha ganado y de los trastornos alimenticios que ella misma sufrió en el pasado. Un escándalo que ha impactado en los medios de Suecia y ha dejado sorprendidos a los seguidores de Matilda, que en sus redes superan los tres millones.
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¿Quién es Matilda Djerf?
Esta joven de 27 años es la culpable de que muchas chicas se hayan dejado flequillo en los dos últimos años. Y es que su voluminoso cabello de textura perfecta, logró hacer famosa a esta sueca que, en realidad, comenzó su andadura en las redes en 2016 durante un viaje que hizo al Caribe. Poco a poco consiguió suscitar interés con su estilo, bautizado como scandi-chic.
Su forma de vestir minimalista, en la que incorpora también llamativas piezas que mezclan el lujo y el prêt-à-porter, sus característicos rasgos y la idílica vida que comparte con su perrito y su pareja, Rasmus Johansson, rodeados a menudo de naturaleza, han hecho que muchos se obsesionen con ella. En 2019 cofundó junto a su novio Djerf Avenue, marca de moda que refleja al estilo de Matilda con un enfoque inclusivo en sus tallas. La compañía logró facturar en sus cuatro primeros años 35 millones de dólares, siendo todo un caso de éxito en su país.
En los últimos meses, ha ido expandiendo su negocio, inaugurando tiendas pop-up en ciudades como Nueva York y Londres con larguísimas colas para entrar en ellas. Incluso el pasado año presentó su primer desfile de moda en el museo Guggenheim de Bilbao.
El escándalo de Djerf Avenue
El jueves pasado, sin embargo, la vida de Matilda Djerf daba un giro inesperado. El diario sueco Aftonbladet publicaba un artículo en el que desenmascaraba la supuesta realidad que esconde el millonario negocio de la influencer. En él se recogían varios testimonios de 11 empleados actuales y antiguos de la firma, que denuncian la presión psicológica que sufrían, las vejaciones e incluso los ataques de pánico y llantos que se sucedían casi a diario. "Es el peor lugar de trabajo en el que he estado", aseguraba una entrevistada. "Nunca he tenido tanto miedo de una persona en toda mi vida. Podía reprenderte frente a toda la oficina", decía otra de las trabajadoras.
Explican que del humor de Matilda Djerf depende el ambiente laboral. "La gente se siente terriblemente mal. Nunca he visto a tantas personas destrozadas. Al final, se volvió cotidiano pensar '¿cuántos lloraron ayer? ¿Lloraré yo hoy?', contaba una empleada al periódico sueco. Destacan algunos sucesos que reflejan la toxicidad que vivían en la oficina, como el hecho de que la influencer tiene un baño propio que solo puede utilizar ella y "sus favoritos". En la puerta colgó un cartel pidiendo que nadie lo usase, pero un día se cayó al suelo y una empleada pasó por error. Como represalia, explican que la sueca le obligó a limpiarlo.
Sorprende también el body shaming que denuncian por parte de Matilda: Djerf Avenue es conocida por su variedad de tallas, abarcando hasta la 3XL, y por contar en sus campañas con modelos de cuerpos diversos. Una empleada cuenta que tras una sesión de fotos con una modelo plus size, Matilda exigió repetir las instantáneas, diciendo: "Se ve tan gorda con esa ropa que no podemos mostrarlo".
Una actitud que dista de la que ella misma muestra en sus redes sociales, pues la sueca explicó que cuando era más joven había sufrido trastornos alimentarios: "Me mataba de hambre y hacía ejercicio durante horas para quemar la única comida que hacía", confesaba en una publicación del 2020. "La enfermera de mi colegio no me creyó cuando le dije que pensaba que lo sufría porque tenía un 'peso normal'. Lo que quiero decir es que todos somos diferentes. Nuestros cuerpos reaccionan de forma diferente a la comida, al ejercicio y a la vida diaria. Sé amable y gentil con las personas que conoces en la vida real y en las redes sociales", pedía.
La respuesta de la 'influencer' a las acusaciones: no las niega
Desde que el artículo salió a la luz, Matilda se ha mantenido inactiva en las redes sociales. No ha sido hasta este martes cuando ha compartido un comunicado pidiendo perdón: "Mi máxima prioridad ha sido reunirme con el equipo de Djerf Avenue y hablar con ellos. Soy plenamente consciente de que mis palabras aquí no son una respuesta ni una solución, pero para mí es importante escribiros esto directamente", comienza diciendo.
"A cualquiera a quien haya herido o defraudado, quiero empezar diciendo que lo siento de verdad. Cuando comencé en Djerf Avenue nunca esperé que la empresa fuera lo que es hoy, con tantos miembros en el equipo y tanta responsabilidad. No estaba preparada. Nunca había dirigido un equipo antes de esto, nunca había construido una empresa. Bajo mucho estrés, un alto ritmo de trabajo e ingenuidad, fallé en ser la líder y compañera en la que deseaba convertirme. Quiero subrayar que estoy muy comprometida para hacerlo bien y seguir creciendo".
La influencer no niega en ningún momento las acusaciones, pero sí alega que está intentando cambiar la dinámica laboral de la empresa. "Entre otras cosas, hemos contratado a un equipo directivo con más experiencia, hemos introducido encuestas anónimas mensuales para recabar opiniones y también hemos contratado a un psicólogo externo".
¿Cómo afectará a su imagen esta polémica?
Sus seguidores han sido críticos con la respuesta de Matilda, alegando que la falta de experiencia laboral no tiene nada que ver con ser una buena persona. "Tratar a los demás con amabilidad es algo básico". "No necesitas experiencia como líder para respetar a los demás", son algunos de los comentarios más destacados. El hecho de que no niegue las acusaciones y el intento de justificarlas, podría suponer un duro golpe tanto para su imagen como para su negocio.
Recientemente, ha lanzado una colaboración de moda junto a Sofia Richie e incluso ha diseñado un labial para Rhode, la firma cosmética de Hailey Bieber. Además, ha protagonizado estos meses campañas para otros sellos, como Polo Ralph Lauren. El tiempo dirá si, como ocurrió con el caso de Chiara Ferragni y la polémica del 'pandoro', las marcas deciden rescindir sus contratos.