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Esta semana llega a su fin The Eras Tour, la gira que más dinero ha recaudado en la historia y con la que Taylor Swift ha batido todos los récords. El broche final tendrá lugar en Canadá con varios conciertos en Vancouver hasta el domingo. Pero antes de volar hasta allí, la cantante no quiso el viernes perderse el último partido de los Kansas City Chiefs, el equipo de fútbol de la NFL donde juega su pareja, Travis Kelce. Desde que comenzaron su romance hace poco más de un año, se ha convertido en su mayor admiradora, algo que demostraba en esta ocasión de una forma muy especial.
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Su presencia en las gradas es todo un reclamo cada vez que el equipo disputa un encuentro y los looks por los que se decanta Taylor Swift para cada jornada, suelen ser analizados al detalle. Después de convertir los shorts vaqueros junto a las botas de caña infinita en su combinación talismán, la intérprete de Love Story ha adaptado esta vez su armario al invierno con un conjunto que también pareció dar buena suerte, pues los Kansas City Chiefs resultaron de nuevo vencedores.
En esta ocasión aparecía acompañada de Donna Kelce, la madre de su pareja, y el propio padre de la cantante a quien veíamos al fondo llevando una chaqueta del equipo de Travis. Una demostración de lo en serio que parece ir la relación de ambos, que cada día parecen estar más enamorados.
La artista escogía unos vaqueros rectos en color negro junto a un polo de cashmere en vibrante rojo, este último firmado por Louis Vuitton. Ganaba también centímetros con unos elevados botines de plataforma y tacón de Alaïa, aunque captaba la atención el collar que lucía.
Se trata de una fina cadena plateada con un gran número 87 formado por lo que parecen diamantes y rubíes rojos (color emblema del equipo de su novio), una exclusiva pieza dedicada a Travis Kelce. Y es que este es precisamente el número que el jugador lleva en su camiseta desde que inició su carrera en la liga profesional de fútbol americano.
Un romántico gesto que, a su vez, guarda un significado también muy especial para el propio Travis. Y es que el motivo de que use el 87 cuando sale al terreno de juego es porque corresponde a 1987, el año en el que nació su hermano mayor, Jason Kelce, exjugador de los Philadelphia Eagles. Ambos han jugado al fútbol desde la universidad, coincidiendo durante los últimos años.
En 2010 echaron a Travis del equipo por dar positivo durante el control antidopaje y su hermano insistió en que le diesen otra oportunidad: "Podía haberme matado, pero en esos momentos fue mi mentor. Sin él no sé dónde o qué estaría haciendo yo ahora", admitió en su documental de Prime Video.